Fue el primero en bajar y el último en salir de la mina San José: Chile despide con pesar a un verdadero símbolo de coraje.
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El país lamenta el fallecimiento de Manuel González, histórico rescatista de Codelco, cuya valentía en 2010 marcó un antes y un después en las emergencias mineras. Fue el rostro humano del operativo que mantuvo al mundo en vilo.
El brigadista que se convirtió en símbolo mundial de esperanza
Manuel González fue más que un trabajador de mina: encarnó el espíritu de solidaridad y valentía en uno de los momentos más críticos de la historia reciente de Chile. En octubre de 2010, su descenso en la cápsula Fénix para rescatar a los 33 mineros atrapados en la mina San José fue transmitido en vivo a millones de personas alrededor del mundo.
Aquel acto de arrojo —al ser el primero en entrar al yacimiento y el último en abandonarlo— quedó inscrito en la memoria colectiva nacional. Su rol fue fundamental no solo por lo técnico, sino también por la humanidad que supo transmitir a cada uno de los trabajadores rescatados tras más de dos meses bajo tierra.
Una vida dedicada al trabajo, al fútbol y a su familia
González era funcionario de Codelco en la División El Teniente, y además tuvo una etapa como futbolista en O’Higgins entre 1982 y 1985. Según la propia minera estatal, era ampliamente respetado por sus colegas y amigos, tanto en el ámbito laboral como en el deportivo.
Su muerte fue confirmada este domingo 31 de mayo por su hijo, Cristian Alejandro González, quien le dedicó una emotiva despedida pública a través de redes sociales. En su mensaje, mezcló la tristeza de la pérdida con el recuerdo de vivencias cotidianas, expresando con crudeza el dolor que deja la partida de una figura paterna entrañable.
Una despedida cargada de amor y gratitud
La carta pública de su hijo no solo fue un homenaje íntimo. También permitió visibilizar el impacto personal de una figura que, para muchos, era un héroe nacional. «Viejo, no sabes lo mucho que te voy a extrañar», escribió Cristian, en un mensaje que rememora desde paseos a la feria hasta los partidos de barrio, donde su padre se lucía como futbolista aficionado.
El mensaje también abordó con sinceridad las complejidades de su relación, reconociendo desacuerdos pero también el amor incondicional que los unía: «Al final del día, ambos encontrábamos la forma de ponernos en la buena».
Cristian concluyó su despedida con una promesa: mantener vivo el recuerdo de su padre, porque “solo muere quien es olvidado”.
Un legado que trasciende generaciones
Con su partida, Chile pierde a uno de sus referentes silenciosos. Manuel González no buscó protagonismo ni fama, pero su ejemplo de entrega, profesionalismo y humanidad seguirá inspirando a brigadistas, trabajadores mineros y a todos quienes creen en el poder del trabajo en equipo frente a la adversidad.
Su legado queda en la historia del país, en los libros, en los documentales, y sobre todo, en los corazones de quienes lo vieron bajar a las profundidades de la tierra por otros, sin saber si saldría.
