La política boliviana se enfrenta a un nuevo rumbo con las elecciones en el horizonte y el litio como telón de fondo. Evo Morales, histórico líder del país latinoamericano, pide el boicot, aunque su influencia decrece.
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La economía boliviana se agita con señales de alerta: caída en las exportaciones de gas natural, inflación récord y escasez de combustible marcan una agenda electoral cargada de incertidumbre.
Camino a las urnas
La elección de agosto se convierte en una encrucijada: si ningún candidato logra la victoria, el balotaje programado para octubre definirá el futuro político del país. La toma de posesión del nuevo presidente está prevista para noviembre.
¿Qué está en juego?
El Movimiento al Socialismo (MAS), partido en el poder desde 2006, enfrenta una crisis interna y una disminución de popularidad ante una ola de descontento. El campo político se diversifica, abriendo la puerta a una posible alternancia en el poder.
Litio, el tesoro estratégico
Los yacimientos de litio en Bolivia, codiciados por su potencial en la industria de baterías, se convierten en un reclamo crucial en medio de alianzas comerciales con Rusia y China. Las decisiones financieras estarán atadas a la resolución de esta disputa.
Transparencia electoral en juego
El proceso electoral de este año asume un nuevo enfoque con un sistema de conteo de votos mejorado, supervisado por observadores internacionales. La agilidad en la publicación de resultados será clave para la legitimidad del proceso democrático.
Los candidatos y sus propuestas
Una diversidad de perfiles políticos se disputa el liderazgo: desde magnates empresariales hasta figuras de la izquierda, cada candidato busca captar la atención de un electorado indeciso. Propuestas económicas y sociales marcarán la diferencia en estas elecciones.
