La aprobación pendiente de China definirá si la alianza entre SQM y Codelco logra materializarse a tiempo, marcando un hito para el futuro del litio chileno y el equilibrio global del mercado energético.
Un acuerdo histórico pendiente de una sola aprobación
La esperada alianza entre SQM y Codelco para explotar conjuntamente las pertenencias de Corfo en el Salar de Atacama continúa en suspenso, a la espera de un solo pronunciamiento: el de las autoridades regulatorias de China, que aún no han dado su visto bueno al negocio. A casi dos años del primer memorándum de entendimiento y dieciocho meses del acuerdo formal, la materialización del joint venture —clave para el futuro del litio chileno— depende hoy de una decisión que Pekín analiza desde hace un año.
El proyecto, considerado el acuerdo más relevante del litio chileno en las últimas décadas, fue aprobado sin condiciones por los entes de libre competencia de Arabia Saudita, Brasil, Corea del Sur, la Unión Europea, Taiwán y Japón. En Chile, la Fiscalía Nacional Económica (FNE) autorizó la operación con medidas de resguardo sobre el flujo de información y la participación futura de competidores. Sin embargo, el State Administration for Market Regulation (SAMR) de China mantiene su revisión abierta, sin emitir resolución hasta la fecha.
La mirada de Pekín: suministro estable y precio justo
De acuerdo con fuentes vinculadas a las conversaciones bilaterales, las autoridades chinas han puesto el foco en dos condiciones esenciales: garantizar un suministro constante y seguro de litio hacia su mercado y asegurar que dicho recurso se comercialice a un precio justo de mercado, sin presiones geopolíticas ni distorsiones comerciales.
China, principal consumidor mundial de litio y epicentro de la producción de baterías, busca blindar el abastecimiento ante la creciente competencia global impulsada por Estados Unidos y la Unión Europea. Según se ha revelado, los negociadores chinos habrían planteado un requerimiento de suministro anual cercano a 150 mil toneladas de carbonato de litio.
En respuesta, SQM y Codelco propusieron una oferta de 125 mil toneladas por año, una cifra significativa considerando que la empresa privada espera cerrar el próximo ejercicio con una capacidad total de 240 mil toneladas de carbonato de litio y 100 mil toneladas de hidróxido de litio. Del total de sus exportaciones, el 93% ya se destina a Asia, reflejando el peso del mercado oriental en su estrategia comercial.
El debate por el índice de precios
Otro de los puntos en discusión radica en la fórmula para determinar el precio de venta del litio comprometido. China propone utilizar el índice local del Shanghai Metals Market (SMM), considerado más representativo de sus condiciones de demanda interna. Los representantes chilenos, en cambio, defienden la aplicación de índices internacionales como Fastmarkets, que reflejan el valor global del mineral y permiten mayor transparencia frente a otros socios comerciales.
Esta discrepancia técnica, que en apariencia podría resolverse mediante una fórmula mixta, ha prolongado las conversaciones, aunque ambas partes aseguran que el diálogo avanza con pragmatismo.
Estructura del joint venture y condiciones restantes
Si China concede su autorización, las empresas podrán dar curso al joint venture, creando una nueva compañía con participación equitativa (50%-50%) hasta 2030, año en que el control operativo transitará hacia Codelco, que contará con cuatro de los siete directores en el gobierno corporativo a partir de 2031.
La sociedad, aún sin nombre oficial, será la encargada de gestionar los derechos de explotación del Salar de Atacama entre 2031 y 2060, los cuales ya fueron asignados por Corfo a Tarar, filial de Codelco. Entre las condiciones ya cumplidas destacan la consulta indígena, los informes ambientales y la aprobación de la Contraloría General de la República sobre los contratos de transferencia.
Sin embargo, otro punto sensible podría quedar sin cumplir formalmente: el cierre de la investigación de la Securities & Exchange Commission (SEC) de Estados Unidos sobre prácticas contables de SQM. Aunque el caso permanece inactivo, el contrato permite a Codelco renunciar a esta condición suspensiva para evitar nuevos retrasos, lo que facilitaría la firma definitiva del acuerdo.
La oposición de Tianqi y la espera judicial
El otro obstáculo proviene de Tianqi Lithium, accionista del 22% de SQM, que desde inicios de 2024 ha cuestionado la legalidad del proceso. La firma china solicitó que la decisión fuese votada por los accionistas en junta extraordinaria y no solo por el directorio, pero tanto la Comisión para el Mercado Financiero (CMF) como el directorio de SQM rechazaron la solicitud.
Tianqi, a través de su filial chilena Inversiones TLC, interpuso un recurso de ilegalidad ante la Corte de Apelaciones de Santiago en julio de 2024. El caso se encuentra en acuerdo desde el 14 de mayo, pendiente de fallo por parte de la Quinta Sala. Aunque el dictamen no ha sido notificado, las empresas confían en una resolución favorable. De no ser así, el proceso podría escalar a la Corte Suprema, agregando al menos un año de tramitación adicional.
Curiosamente, si se concreta un acuerdo de suministro preferente a China, analistas del sector consideran improbable que Tianqi mantenga su resistencia, pues el negocio pasaría a ser de interés estratégico para el propio Estado chino.
Un calendario que apremia
El pacto entre SQM y Codelco establece que el joint venture debe formalizarse antes del 31 de diciembre de 2025, aunque ambas partes pueden pactar una prórroga por causas ajenas a su control. Pese a ello, las compañías confían en que la aprobación china llegue antes de ese plazo, evitando extender una negociación que ya acumula dos años de trabajo y múltiples ajustes regulatorios.
Los equipos técnicos —los llamados clean teams— ya preparan la estructura operativa de la nueva sociedad, el traspaso de activos, la integración de personal y la definición de un nombre que simbolice la asociación público-privada más importante de la industria minera chilena.
Una decisión con implicancias globales
La respuesta del regulador chino no solo definirá el futuro de la alianza, sino que también tendrá repercusiones en el mercado mundial del litio. China, principal consumidor y procesador del mineral, podría asegurar con este acuerdo un flujo estable de materia prima desde el segundo mayor productor mundial, en un contexto de alta competencia geopolítica por los minerales críticos.
Por su parte, Chile consolidaría su posición como proveedor estratégico global, fortaleciendo su política de “producción con valor público” impulsada por el Estado, y garantizando que los ingresos del litio contribuyan al desarrollo nacional y regional.

