Un documental pone en duda la viabilidad de la «minería sostenible» impulsada por la Unión Europea para lograr sus metas climáticas. Comunidades en España y Suecia denuncian daños irreversibles en ecosistemas y tierras indígenas bajo el amparo de la nueva normativa de materias primas.
La estrategia de la Unión Europea (UE) para combatir el cambio climático se enfrenta a una compleja encrucijada. Si bien el bloque busca alcanzar la neutralidad de carbono para 2050 mediante el Pacto Verde Europeo, un reciente documental titulado “Cicatrices del crecimiento” cuestiona el costo ambiental de esta transición.
La investigación plantea que la llamada minería sostenible, promovida para obtener los recursos necesarios para tecnologías limpias, podría no ayudar a una «transición justa». Por el contrario, la reactivación de yacimientos y la apertura de nuevas minas altamente contaminantes están generando resistencia desde la península ibérica hasta el círculo polar ártico.
La demanda de materias primas críticas
Para cumplir con la meta de cero emisiones y eliminar progresivamente los combustibles fósiles, Europa requiere una gran cantidad de materias primas fundamentales. Minerales como el cobalto, níquel, litio, tierras raras, bauxita, germanio y bismuto son indispensables para la fabricación de vehículos eléctricos, paneles solares y turbinas eólicas.
Thierry Breton, ex comisario europeo de Mercado Interior, señaló que el éxito de la transición hacia una economía sostenible y digital «requiere de muchas materias primas fundamentales». Ante la necesidad de reducir la dependencia de las importaciones desde China, la UE ha optado por reactivar la explotación minera dentro de sus fronteras.
En mayo de 2024, se estableció la Ley de Materias Primas Fundamentales, normativa que fija que el 10% de la demanda de estos recursos debe cubrirse con minas propias. Esta ley agiliza los permisos y autoriza la minería en zonas naturales protegidas si se considera de «interés público superior».
Conflicto en España: Cobre vs. Biodiversidad
Uno de los puntos críticos revelados se encuentra en Alconchel, provincia de Badajoz (España). En esta zona, caracterizada por su rica biodiversidad y cercanía al Parque Natural de Cornalvo, la empresa Atalaya Mining proyecta la extracción de cobre.
Los vecinos han formado una plataforma ciudadana para oponerse al proyecto. Héctor Rodríguez, ganadero local, advierte sobre el impacto en los recursos hídricos: “No va a haber un proyecto, va a haber muchos proyectos, de tal forma que todo el sur de esta provincia, si esto se cumple, nos vamos a quedar sin agua”.
Por su parte, el activista Ángel Vicente denuncia que la intervención amenaza un espacio protegido de la Red Natura. “Quieren arrasar con toda la sierra (…) todo esto quedaría lleno de lodos, como en Riotinto”, sentenció.
«Colonización verde» en Suecia
La controversia se extiende hasta el norte de Suecia, en Kiruna, hogar del pueblo sami. La compañía estatal LKAB ha iniciado trabajos en el yacimiento de Per Geijer, considerado el mayor depósito de tierras raras de la Unión Europea.
Matti Blind Berg, presidente de la Asociación Sueca de Criadores de Renos, describe la situación como crítica, señalando que han perforado la zona «como si fuera un queso suizo» y que el suelo se está hundiendo. Para las comunidades locales, la narrativa europea esconde un trasfondo negativo.
“Es la colonización verde de tierras indígenas”, afirmó Karin Kvarfordt, portavoz de la Comunidad de Renos de Gabna. Matti Blind Berg agrega una dura crítica a las autoridades continentales: “La UE acaba de sacrificar a sus pueblos indígenas para complacer a las grandes empresas”.
El debate sobre el modelo de crecimiento
Mientras la eurodiputada alemana Hildegard Bentele defiende que se está haciendo posible que la «minería sostenible siga siendo viable en Europa» y califica estos minerales como indispensables, voces críticas advierten sobre los riesgos del extractivismo.
Diego Marín, de la Oficina Europea de Medioambiente, sostiene que la proliferación de proyectos mineros aumentará el impacto ambiental global. En la misma línea, el economista medioambiental Timothée Parrique cuestiona la obsesión con el crecimiento económico y sugiere que «habría que reducir la dependencia de los recursos naturales».
Actualmente, la UE ha seleccionado 60 proyectos estratégicos de materias primas, incluyendo el yacimiento sueco, en una carrera por la transición energética que amenaza con dejar profundas cicatrices en las comunidades locales.