La iniciativa, con una inversión de US$220 millones, es la mayor en su tipo en el país y refuerza la posición del grupo Luksic en la Región de Antofagasta.
La minería chilena suma un nuevo impulso con la aprobación del proyecto de exploración Cachorro, perteneciente a Antofagasta Minerals (Amsa), brazo minero del grupo Luksic. La Comisión de Evaluación Ambiental (Coeva) de Antofagasta resolvió de forma unánime dar luz verde a esta iniciativa, que contempla una inversión de US$220 millones, la mayor destinada a exploración minera actualmente en ejecución en el país.
Ubicado en la comuna de Sierra Gorda, Región de Antofagasta, el proyecto busca identificar y caracterizar nuevos recursos minerales, reforzando el liderazgo de la zona norte como principal polo de desarrollo minero de Chile.
El proyecto Cachorro consolida a Antofagasta Minerals como uno de los actores más relevantes en la expansión exploratoria nacional, marcando un hito en inversión temprana y sostenibilidad ambiental.
Un avance estratégico para la minería del norte
La aprobación ambiental del proyecto representa un paso decisivo en los planes de crecimiento de Antofagasta Minerals, que ha definido una estrategia de largo plazo enfocada en fortalecer su base de recursos y reservas. Cachorro se perfila como una de las iniciativas más relevantes dentro de ese portafolio, tanto por su magnitud como por su potencial geológico.
El propósito del programa es levantar información técnica de detalle para evaluar reservas y definir la viabilidad económica de un futuro yacimiento. Para ello, el plan contempla la realización de siete campañas de sondajes —superficiales y subterráneos— distribuidas en un área de 36 kilómetros cuadrados, dentro de la cual se habilitarán 183 plataformas de perforación.
La Declaración de Impacto Ambiental (DIA) fue ingresada al Servicio de Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA) en enero de este año, completando un proceso de revisión de nueve meses, que concluyó con una aprobación unánime por parte de las autoridades regionales.
Apuesta por la exploración responsable y sostenible
Desde Amsa destacaron que Cachorro se ajusta plenamente a los más altos estándares de sustentabilidad y control ambiental. La compañía ha enfatizado que todas las operaciones de sondaje incorporarán medidas de mitigación, gestión de residuos y monitoreo de aguas, en concordancia con las exigencias regulatorias y los compromisos voluntarios asumidos por el grupo.
El vicepresidente de proyectos de Antofagasta Minerals, Andrés Montero, señaló que esta aprobación “ratifica el compromiso del grupo con la exploración responsable y la búsqueda de nuevos recursos en armonía con el entorno”.
Agregó que la empresa continúa priorizando proyectos que contribuyan a mantener una cartera de largo plazo, capaz de responder a la creciente demanda global de minerales críticos, especialmente el cobre, esencial para la transición energética.
Sierra Gorda: un polo de desarrollo minero estratégico
El distrito de Sierra Gorda, donde se emplazará la iniciativa, concentra algunas de las operaciones mineras más importantes del país, entre ellas Minera Centinela y Minera Esperanza, ambas también parte de Antofagasta Minerals. La zona posee un alto potencial geológico que la convierte en uno de los sectores más atractivos para la exploración de sulfuros y óxidos de cobre a nivel nacional.
La actividad exploratoria de Cachorro busca precisamente profundizar el conocimiento geológico del distrito, lo que podría abrir nuevas oportunidades de expansión o el desarrollo de futuros proyectos mineros.
Autoridades regionales valoraron el impacto económico que esta fase exploratoria generará en la zona, destacando la contratación de servicios locales y la dinamización de proveedores especializados. Según estimaciones de la compañía, el proyecto generará más de 500 empleos directos e indirectos durante las campañas de perforación.
Contexto y relevancia para la industria minera chilena
En un escenario global marcado por la creciente demanda de minerales estratégicos, particularmente cobre y molibdeno, Chile enfrenta el desafío de mantener su liderazgo productivo mediante nuevas inversiones exploratorias. En este contexto, la iniciativa de Amsa se considera un referente dentro del impulso que el país busca dar al descubrimiento de nuevos yacimientos.
La aprobación del proyecto Cachorro también llega en un momento clave, en que el sector minero nacional busca acelerar la renovación de su cartera de recursos para garantizar la continuidad de la producción en las próximas décadas.
Expertos del sector minero señalan que la exploración es la etapa más crítica y estratégica del ciclo minero, pues define el potencial de crecimiento de toda la industria. Proyectos de esta magnitud refuerzan la confianza en la estabilidad institucional y regulatoria del país, un aspecto fundamental para atraer capitales internacionales.
Proyecciones y próximos pasos
Tras obtener su Resolución de Calificación Ambiental (RCA), Antofagasta Minerals deberá avanzar en las autorizaciones sectoriales y logísticas que permitirán el inicio efectivo de las campañas de sondaje. Se espera que la primera etapa de trabajos comience durante 2026, extendiéndose por un período estimado de tres años.
La compañía también mantiene en evaluación otros proyectos de exploración en el norte grande, como Hornitos y Encierro, ambos orientados a diversificar su portafolio de recursos de cobre, oro y molibdeno.
En conjunto, estas iniciativas consolidan la posición de Antofagasta Minerals como el principal grupo minero privado chileno, con una visión orientada a la sostenibilidad, la innovación tecnológica y el desarrollo territorial.
Una señal positiva para la exploración minera nacional
Con la aprobación del proyecto Cachorro, Chile reafirma su compromiso con el desarrollo de una minería de largo plazo, sustentable y con visión estratégica. La iniciativa no solo fortalece la posición del grupo Luksic en la Región de Antofagasta, sino que también envía una señal de confianza al mercado y a los inversionistas internacionales respecto de la estabilidad y competitividad del país.
En tiempos de transición energética global, el impulso exploratorio cobra un valor estratégico. El futuro minero de Chile se sigue escribiendo en el desierto de Atacama, con proyectos que combinan innovación, sustentabilidad y una renovada visión de progreso.
