Barrick evalúa una división estructural para potenciar su valorización en medio del auge del oroLa minera canadiense analiza separar sus operaciones en dos compañías: una centrada en Norteamérica y otra con activos en África y Asia. La alternativa incluye incluso la eventual venta de faenas consideradas de mayor riesgo político. La frase clave del artículo es: “Barrick enfrenta presiones para maximizar el valor de sus activos en un mercado de oro en máximos históricos”.
Replanteamiento estratégico en la mayor aurífera norteamericana
La posibilidad de que Barrick Mining lleve a cabo una de las reestructuraciones más profundas de su historia comenzó a tomar forma esta semana, luego de que fuentes cercanas al directorio confirmaran que la compañía evalúa dividirse en dos entidades con focos geográficos y estratégicos distintos. La idea, que aún se encuentra en etapa preliminar, apunta a crear una firma exclusivamente norteamericana –con Nevada y otros proyectos de alta estabilidad regulatoria como núcleo operativo– y otra que agrupe activos en África y Asia, incluyendo operaciones que han enfrentado mayores tensiones políticas en los últimos años.
De concretarse, el movimiento implicaría un retroceso parcial respecto de la fusión con Randgold en 2019, operación que consolidó a Barrick como un actor global multisede. Sin embargo, los actuales desafíos y el renovado atractivo del oro han impulsado a los inversionistas a exigir una estructura más simple, enfocada y menos expuesta a contingencias externas. En este sentido, la propuesta ha sumado apoyo en el mercado, que observa en Nevada una fuente de valorización clave. No por casualidad, analistas señalan que este activo, de operar por separado, podría posicionarse entre las compañías auríferas de mayor capitalización a nivel mundial.
La presión del mercado y la oportunidad en Norteamérica
El contexto ayuda a explicar este giro. La compañía enfrenta críticas por no haber capitalizado plenamente el histórico rally del oro observado durante 2024 y 2025. Pese al alza cercana al 130% de sus acciones en lo que va del año, su rendimiento a cinco años se mantiene por detrás de competidores como Agnico Eagle. En paralelo, inversionistas institucionales han insistido en que la mezcla de activos —con presencia en regiones políticamente complejas— ha mantenido un castigo persistente sobre su valorización.
“Barrick enfrenta presiones para maximizar el valor de sus activos en un mercado de oro en máximos históricos”, ha sido una idea reiterada por distintos fondos accionistas, que identifican en la reorganización una oportunidad para reducir el conocido “descuento de riesgo geopolítico” que pesa sobre la minera.
El énfasis reciente de la administración interina, encabezada por Mark Hill, en fortalecer su presencia en Norteamérica va en la misma línea. El ejecutivo recalcó esta semana que el portafolio regional será central en la estrategia futura, comentario que fue leído como una señal interna de priorización. De hecho, este viraje ya motivó una mejora en la clasificación de la compañía por parte de analistas de Jefferies y otras firmas.
Activos sensibles y el giro hacia operaciones estables
Según trascendió, la eventual división incluye evaluar la venta de ciertos activos africanos y también del proyecto Reko Diq, en Pakistán, una vez que obtenga el financiamiento necesario. En paralelo, la compañía busca resolver un complejo conflicto en Mali, donde la administración militar adoptó medidas que derivaron en la pérdida de control temporal del yacimiento Loulo-Gounkoto, uno de los más rentables para Barrick. La intervención del Estado maliense incluyó la confiscación de tres toneladas de oro y la detención de cuatro trabajadores, situación que además obligó a registrar un deterioro contable cercano a US$1.000 millones.
Este episodio reforzó la percepción de que los riesgos operacionales en determinadas jurisdicciones están afectando la lectura del mercado sobre la empresa. En círculos financieros, se comenta que sin Nevada y otros activos norteamericanos, Barrick tendría una proporción considerable de faenas con alta volatilidad regulatoria, lo que dificultaría una valoración competitiva frente a sus pares.
Un debate histórico dentro de la empresa
La opción de dividir el negocio no es nueva: ya había sido propuesta por inversionistas en años anteriores, con el objetivo de separar activos de menor riesgo —como Nevada y el yacimiento Fourmile, actualmente en etapa previa al inicio de producción previsto para 2029— de aquellos ubicados en territorios con mayor inestabilidad. La gerencia, sin embargo, rechazó en su momento esa posibilidad, al considerar que la unidad corporativa otorgaba escala y resiliencia.
La discusión vuelve ahora con más fuerza. El avance del proyecto Fourmile, considerado uno de los descubrimientos de oro más relevantes en EE.UU. en la última década, ha robustecido el argumento a favor de una Barrick norteamericana independiente. Algunos actores del mercado comentan que una separación permitiría además blindar estos activos ante un eventual interés de adquisición por parte de competidores, dado que la estructura actual podría reflejar un valor menor al real.
Reacciones del mercado y el camino por delante
Las acciones de Barrick subieron 3% en la Bolsa de Toronto tras conocerse el reporte de Reuters sobre las negociaciones internas, reflejando que el mercado ve con buenos ojos una opción que podría destrabar valor latente. No obstante, el directorio no ha adoptado aún una resolución formal y, según fuentes cercanas, las conversaciones continúan en un ambiente de estricta reserva.
Consultado por la prensa, el CEO interino Mark Hill declinó referirse a “especulaciones”, manteniendo la postura histórica de la empresa de no comentar definiciones estratégicas hasta que exista claridad interna. A ello se suma que las variables en juego son múltiples: desde acuerdos con gobiernos anfitriones hasta eventuales negociaciones con socios como Newmont, con quien Barrick opera en conjunto el complejo aurífero de Nevada.
Por ahora, el mercado observa. Si la propuesta avanza, implicaría un reordenamiento global en la industria aurífera y reconfiguraría la posición competitiva de una de las mayores compañías del sector. Si no prospera, quedará en evidencia que la presión para maximizar valor seguirá siendo un desafío clave para Barrick en el corto y mediano plazo.
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