Bolivia: Nuevos horizontes para la minería boliviana

Horst Grebe: Abordó la evolución de los marcos legales en los países y la tecnología. Apuntó también la situación de los mercados internacionales. Enfatizó, además, cómo están afectando las tensiones geopolíticas a los mercados y flujos comerciales de los minerales.

El mundo está acelerando sus cambios en lo que va de tercera década del presente siglo. La pandemia del COVID-19, luego la guerra en Ucrania y ahora la conformación de nuevos bloques económicos, son hechos que están transformando al orbe en una escala enorme. El viejo orden unipolar se va diluyendo, no sin resistirse a su desplazamiento.

Paralelamente, la humanidad enfrenta el desafío del cambio de la matriz energética global, como una herramienta para luchar contra el cambio climático y sus efectos adversos. Son momentos de incertidumbre, pero también de oportunidades. Conversamos al respecto con el economista Horst Grebe. El académico boliviano caracteriza la situación global de la minería, la situación del país y, a partir de ello, avizora el horizonte y los desafíos que vienen por delante.

—¿Cuál es la situación actual de la minería en el mundo en relación con el cambio climático y la transformación de la matriz energética global?

—El mundo se encuentra en una transición compleja desde un sistema económico internacional fundado en combustibles fósiles hacia un sistema alimentado por energías renovables. Dicha sustitución requerirá una serie de transformaciones en los ámbitos de la producción minera, el desarrollo tecnológico y la innovación, así como grandes acuerdos internacionales, puesto que de nada sirve que un grupo de países reduzca sus emisiones de gases de efecto invernadero mientras otros siguen mandando grandes cantidades de CO2 a la atmósfera. El paquete de propuestas, iniciativas y compromisos para la transición energética global establece un escenario sumamente favorable para que el país transforme su actual matriz extractivista depredadora por una producción minera sostenible. Las principales iniciativas globales consisten en la instalación en gran escala de turbinas eólicas, paneles fotovoltaicos y vehículos impulsados por electricidad. A tales efectos se requieren los denominados metales tecnológicos, que incluyen, entre otros, aluminio, cobalto, cobre, litio, níquel, plata, zinc y tierras raras. La fuente más confiable sobre la situación actual y sus proyecciones en materia de componentes energéticos es la Agencia Internacional de Energía (AIE) que ha publicado en los últimos tres años información muy detallada sobre la transición energética global y sus condiciones. Según esta institución, la generación solar y eólica, que ahora representa un 9% de la producción de energía podría pasar a 70% en 2050. El Banco Mundial, por su parte, señala que, para mantener el calentamiento global por debajo de 1,5º C y transitar hacia energías limpias hasta 2050, la producción de los mencionados metales necesitará incrementarse en más del 500%, con relación a los niveles actuales, lo que requiere una inversión mayor a $us 35 billones.

—¿Hay oportunidades para Bolivia?

—Es conveniente recordar que Bolivia ha sido históricamente un país minero, y que en la actualidad unos pocos minerales constituyen los principales rubros de exportación: el oro, la plata, el estaño, el zinc y el plomo. Así también cabe señalar que el país cuenta con yacimientos identificados geológicamente para cerca de la mitad de los minerales tecnológicos mencionados anteriormente. Se trata, sin embargo, por de pronto, de una disponibilidad de recursos mineralógicos, que requiere todavía grandes inversiones para materializarse en operaciones de producción y exportación, que generen empleos de calidad, ingresos fiscales y mejoras sociales en sus entornos de operaciones, con los consiguientes beneficios tangibles para el país.

—¿Cómo vienen evolucionando los marcos legales en los países y la tecnología?

—La cuestión de la producción de equipamientos y artefactos capaces de generar energías renovables a escala global se ha convertido en un tema de alta sensibilidad en la competencia económica y las rivalidades geopolíticas en el mundo. Se puede afirmar que el sistema de reglas y normas en esta materia dependerá en lo primordial de la manera en que se desplieguen las rivalidades geopolíticas entre Estados Unidos, China, Rusia y algunos países europeos con gran potencial industrial y tecnológico. Por eso resulta pertinente la propuesta de que la AIE apoye con asesoramiento técnico y científico a los países emergentes, de tal manera que no sufran los abusos conocidos en el reparto de beneficios, de los cuales hay ejemplos abundantes en el mundo.

—¿Cuál es la situación actual de la minería en Bolivia?

—Se puede afirmar que la Constitución Política del Estado de 2009 y la Ley 535 de Minería de 2015 han establecido en conjunto los preceptos del orden minero en Bolivia. Considero, sin embargo, que hace falta un gran esfuerzo de profesionalización y capacitación en las disciplinas técnicas centrales para la gestión pública de un ámbito tan complejo como son la minería y la metalurgia en nuestro país, donde coexisten la minería privada, la minería estatal y las cooperativas mineras, con proporciones enormemente diferentes en cuanto a los valores respectivos de producción, por un lado, y el empleo que generan, por otro. Tengo serias dudas de que en las circunstancias actuales se puedan llevar a cabo por parte del Estado las tareas de exploración, diseño y organización de las operaciones y luego la inserción eficaz en las cadenas internacionales de insumos para los centros de producción de turbinas eólicas, paneles solares y vehículos eléctricos. Además de los fondos de financiamiento hace falta una visión integral de la demanda internacional en cada mineral y una estimación realista sobre las inversiones necesarias en todas las etapas de su refinación y entrega a las plantas productoras de equipos, piezas y partes de los artefactos generadores de electricidad y las correspondientes redes de transmisión. Y si el Estado no está en condiciones institucionales ni financieras de encarar emprendimientos competitivos a nivel internacional, la opción más recomendable (por razones prácticas y no ideológicas) consiste en licitar diferentes proyectos, y garantizar que las empresas participantes se comprometan con el objetivo mayor de promover la sustitución del extractivismo depredador y garanticen el cumplimiento de los principios de la sostenibilidad económica, social y ambiental en todas las etapas de los proyectos.

—¿Cuál es la situación de los mercados internacionales?

—Los organismos especializados coinciden en que se está iniciando un nuevo superciclo de los metales tecnológicos, que tendrá una duración de varias décadas. Por lo tanto, se pronostican alzas sostenidas en las cotizaciones internacionales de toda la gama de metales tecnológicos en un horizonte de largo plazo. Lo que no se suele mencionar en este tipo de previsiones es que hay otro grupo de metales que también formarán parte del superciclo minero de largo plazo. Se trata, en efecto, de que además de las baterías, que son las que conservan la energía, se requiere fabricar toda la maquinaria y los correspondientes equipamientos para producir los molinos de viento, los paneles solares y los vehículos eléctricos. A tales fines, la ampliación de las industrias metal- mecánicas y automotrices demandará un enorme volumen de metales industriales tradicionales, en que Bolivia cuenta con buenas perspectivas.

—¿Cómo están afectando las tensiones geopolíticas a los mercados y flujos comerciales de los minerales?

—Un detalle muy importante en el proceso de escalamiento y reorganización de la minería en el mundo es que inevitablemente su curso efectivo estará determinado por la trayectoria de las confrontaciones geopolíticas centradas alrededor de los esfuerzos de Estados Unidos de evitar que la China alcance un nivel de desarrollo tecnológico equiparable al suyo propio, para lo cual ya se han adoptado varias medidas de relocalización de la producción de componentes electrónicos desde la China a otros países, incluido México. Se trata, en efecto, de poner fin a la dependencia a largo plazo de los suministros críticos provenientes especialmente de China, y a tal efecto se ha determinado que forman parte de la seguridad nacional la producción y el procesamiento local de minerales utilizados en la fabricación de baterías eléctricas y almacenamiento de energías renovables, tales como el litio, níquel, grafito, manganeso y cobalto. Conviene precisar que la extracción de dichos minerales está dividida entre varios países, pero China domina ampliamente el procesamiento de todos ellos. La relocalización en gran escala de las cadenas de suministros para las energías renovables ha comenzado ya, pero tomará todavía un par de años hasta que se consolide, en función de las inversiones que se lleven a cabo en los diferentes países. La expansión de la demanda y la construcción de cadenas de suministro, de alianzas productivas, de la incorporación de nuevos actores munidos de enorme poder de negociación, estará impulsada por la competencia entre las grandes potencias en pos de asegurar para ellos las principales fuentes de abastecimiento primario. Por su propio interés, Bolivia debe hacer un seguimiento profesional de las condiciones de mercados para sus minerales, acompañado de una información sobre los regímenes tributarios vigentes en los principales países proveedores, con miras a diseñar sus propios esquemas competitivos de impuestos y regalías, así como la aplicación de los estándares ambientales más altos.

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—¿Qué es posible en términos de industrialización y de sustitución de combustibles fósiles en Bolivia?

—Como señalé antes, las previsiones de la demanda de minerales tecnológicos a largo plazo constituyen una oportunidad para que el país adopte un modelo de minería sostenible en lugar del extractivismo justamente criticado desde diferentes perspectivas políticas e ideológicas. Existe ciertamente un gran potencial para que Bolivia aproveche el futuro ciclo global de expansión de la minería en el mundo. Eso podría reemplazar el cierre en curso de los grandes emprendimientos privados que se iniciaron en los años 80 del siglo pasado. Por de pronto se conoce de muy pocos emprendimientos nuevos de la minería privada sostenible, pero podrían ser muchos más si se adoptan pronto los incentivos correctos. Por otra parte, con miras a potenciar su capacidad de negociación internacional sería conveniente que el país promueva mecanismos de cooperación en el ámbito suramericano, referidos a acuerdos de complementación, cadenas regionales de suministros y compatibilización de normas y estándares. El potencial de recursos minerales que venimos comentando contrasta desfavorablemente con la desinstitucionalización y la inseguridad jurídica imperantes en el país, lo que entorpece la instalación de una nueva minería que aplique tecnología de punta, genere empleos de calidad, contribuya de manera justa con impuestos y regalías, y remedie adecuadamente las consecuencias ambientales que provoquen sus operaciones. Sin embargo, hay algunas posibilidades de superar las dificultades mencionadas mediante un consenso de largo plazo entre los actores estratégicos y las principales fuerzas políticas, sociales e intelectuales, en varios ámbitos y en varias dimensiones, con miras a aprovechar efectivamente las oportunidades que se presentan en el contexto de la transición energética global. 

—¿Qué recomendaciones se pueden hacer para el sector de la minería en Bolivia?

—Es necesario invertir en el conocimiento de los yacimientos potenciales y diseñar un esquema de impuestos y regalías que contemple los ciclos característicos de precios excepcionalmente altos, para que la tributación sea justa y equitativa. Como ya señalé antes, se requieren acuerdos sólidos de largo plazo entre los actores estratégicos nacionales y las empresas internacionales que se instalen en el país con miras a aprovechar efectivamente las oportunidades que se presentan en el contexto de la transición energética global. Uno de los problemas más difíciles consiste en las asimetrías temporales de los diferentes actores empresariales, políticos y sociales en la gestión de los grandes proyectos de inversión minera, puesto que se trata de emprendimientos que comprenden largos períodos desde las etapas de la exploración, el plan de inversiones, la obtención del financiamiento, la obtención de los certificados y licencias, los trabajos preparatorios, la construcción de la infraestructura minera y la logística del transporte, la etapa de operaciones en sus diferentes componentes, y el proceso de cierre para cumplir con la reparación ambiental. Dichos procesos pueden fácilmente abarcar tres a cuatro décadas. Este lapso contrasta con los diferentes horizontes de corto plazo que caracterizan a los políticos, y la perentoriedad sobre resultados tangibles que esperan las comunidades aledañas de las operaciones mineras en gran escala.

PERFIL

Nombre: Horst Grebe

Profesión: Economista

Cargo: Presidente de Prismabol 4.0

Trayectoria

Economista con maestría y doctorado en Economía en la Universidad Bruno Leuschner de la República Democrática Alemana. Fue coordinador académico de la FLACSO-Bolivia. Actualmente, es presidente del Instituto Prisma y de Prismabol 4.0.

Horst Grebe: El economista y académico boliviano habló sobre la situación actual de la minería en el mundo y en Bolivia. Abordó la evolución de los marcos legales en los países y la tecnología. Apuntó también la situación de los mercados internacionales. Enfatizó, además, cómo están afectando las tensiones geopolíticas a los mercados y flujos comerciales de los minerales. Señaló, asimismo, las posibilidades en términos de industrialización y de sustitución de combustibles fósiles en Bolivia. Finalmente, compartió algunas recomendaciones para mejorar el desempeño del sector minero en Bolivia.

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