El Fondo Monetario Internacional (FMI) destacó la capacidad de China para resistir los efectos de la guerra comercial y la debilidad de la demanda interna, según su último informe de perspectivas económicas para Asia-Pacífico.
Resiliencia económica y previsiones de crecimiento
El FMI mantuvo sus proyecciones de crecimiento para China en un 4,8% para 2025 y en un 4,2% para 2026, confirmando las mismas cifras previstas en julio. Este desempeño se atribuye, principalmente, a la combinación de políticas de estímulo fiscal y a la resiliencia de las exportaciones chinas, que han amortiguado el impacto de los aranceles impuestos por Estados Unidos.
Thomas Helbling, subdirector del FMI para Asia-Pacífico, declaró al medio Yicai que “el impacto de los aranceles ha sido menor de lo esperado”, señalando la importancia del adelanto de actividad económica y el apoyo de políticas internas en este contexto. Helbling también destacó que China ha comenzado un importante proceso de reequilibrio hacia el consumo y expresó su esperanza de que el próximo plan quinquenal, que gobernará entre 2026 y 2030, priorice el aumento estructural de los ingresos de los hogares.
El informe subraya que, aunque los efectos de la guerra comercial han sido moderados, las tensiones comerciales han potenciado un mayor comercio intrarregional en Asia. Esto se refleja en una disminución en el porcentaje de exportaciones chinas hacia Estados Unidos y un incremento en el comercio con socios asiáticos, siguiendo una estrategia de diversificación iniciada desde 2018.
Factores de riesgo y desafíos estructurales
El FMI alertó que varios factores continúan limitando el desempeño de la economía china. Entre ellos, se destacan la debilidad del consumo interno, las presiones deflacionarias, la crisis del sector inmobiliario y una desaceleración a medio plazo derivada del envejecimiento poblacional y la disminución de la mano de obra. Estos elementos dificultan una recuperación sostenida de la demanda doméstica, un punto crucial para el reequilibrio de la economía hacia el consumo interno.
El organismo también advirtió sobre el impacto potencial de nuevos incrementos arancelarios desde Washington, los cuales podrían reducir hasta 1,3 puntos porcentuales al PIB chino en el corto plazo. La incertidumbre comercial se mantiene elevada, y, según Helbling, uno de los principales riesgos está asociado con un agravamiento de las tensiones comerciales o una reducción del estímulo fiscal en 2026. En este sentido, propuso que Pekín continúe implementando políticas expansivas dirigidas especialmente a estimular el consumo privado y a mejorar la situación del mercado inmobiliario.




