El metal rojo alcanza niveles récord en los mercados internacionales, sostenido por una demanda estructural creciente y una oferta que no logra expandirse al mismo ritmo, configurando un escenario favorable de largo plazo para la minería y, en particular, para Chile.
El precio del cobre vive uno de los períodos más robustos de las últimas décadas. En los principales mercados internacionales, el metal ha consolidado máximos históricos, acumulando un alza cercana al 42% en lo que va del año en la Bolsa de Metales de Nueva York. Este comportamiento no responde a factores coyunturales, sino a transformaciones profundas en la dinámica global de oferta y demanda, que proyectan un ciclo alcista extendido en el tiempo.
Así lo plantea Ronald Guzmán, doctor en Ingeniería en Minas y académico de la Universidad del Desarrollo, quien advierte que el actual nivel de precios se sustenta en fundamentos estructurales sólidos. Según explica, el mercado del cobre enfrenta una presión creciente por el lado de la demanda, mientras la producción minera muestra limitaciones para responder con rapidez a estos nuevos requerimientos.
Demanda estructural en expansión
Uno de los principales motores del alza es la aceleración de la transición energética y digital a nivel global. “El aumento del precio se explica por factores estructurales asociados a una mayor demanda, particularmente vinculada a la electromovilidad, los centros de datos y el desarrollo de la inteligencia artificial”, señala Guzmán. Estos sectores son altamente intensivos en cobre, tanto para la fabricación de vehículos eléctricos como para la infraestructura eléctrica y tecnológica que los soporta.
A ello se suma el crecimiento de proyectos de energías renovables y la modernización de redes eléctricas, especialmente en economías desarrolladas, lo que refuerza el rol estratégico del metal rojo como insumo clave para el desarrollo tecnológico y la descarbonización.
Oferta restringida y brecha creciente
En contraste con esta expansión de la demanda, la oferta enfrenta restricciones relevantes. Nuevos proyectos mineros requieren largos plazos de desarrollo, complejos procesos de permisos y elevadas inversiones de capital. “La producción minera no muestra un crecimiento significativo en el corto plazo, lo que genera una brecha entre la disponibilidad futura y los requerimientos del mercado”, explica el académico.
Este desajuste estructural refuerza la expectativa de precios elevados durante varios años, incluso considerando la naturaleza cíclica propia de la industria minera.
Proyecciones y efectos para Chile
Desde una perspectiva de mediano y largo plazo, Guzmán estima que el precio del cobre podría mantenerse por sobre los US$4 la libra durante al menos los próximos cinco años, con la posibilidad de extender este ciclo alcista por siete o incluso diez años. Esta proyección está directamente vinculada a la incapacidad del mercado de equilibrar rápidamente la creciente demanda estructural.
Para Chile, principal productor mundial del metal, el escenario es particularmente relevante. “Por cada centavo de dólar que sube la libra de cobre, se generan entre 40 y 50 millones de dólares adicionales para las arcas fiscales”, destaca Guzmán. Ello fortalece los ingresos del Estado y crea un entorno propicio para la inversión, la exploración y el desarrollo de nuevos proyectos, consolidando al cobre como pilar estratégico del desarrollo económico nacional.

