El precio del cobre se acerca a máximos históricos, impulsado por señales de un pacto comercial entre Estados Unidos y China y problemas de suministro.
Optimismo comercial y tensiones en la oferta impulsan al cobre
El cobre avanzó hacia niveles récord, alentado por las expectativas de un acuerdo comercial inminente entre las principales economías del mundo, Estados Unidos y China. Este optimismo llega en un contexto de tensiones en la oferta del metal, causado por interrupciones en algunas de las mayores operaciones mineras a nivel global.
En la Bolsa de Metales de Londres (LME, por sus siglas en inglés), los precios del cobre subieron hasta un 1,2%, alcanzando los US$11.094 por tonelada, quedando a escasos US$10 de superar el récord establecido en mayo de 2024, antes de retroceder ligeramente. Este repunte representa una subida del 25% en lo que va del año, recuperándose de una importante caída provocada inicialmente por la escalada de la guerra comercial impulsada por la administración Trump.
El rally del cobre está vinculado a la percepción de que la oferta del metal podría no seguir el ritmo creciente de la demanda, especialmente por su papel clave en la transición energética global, como la electrificación de vehículos y centros de datos, entre otros sectores. De acuerdo con BHP Group, la demanda mundial de cobre podría aumentar alrededor de un 70% de cara al año 2050.
Interrupciones mineras y el impacto de las políticas macroeconómicas
Las interrupciones recientes en grandes yacimientos han sustentado las subidas del precio del cobre. Entre las más significativas destacan una inundación en el complejo Kamoa-Kakula de Ivanhoe Mines Ltd. en la República Democrática del Congo, una explosión en una mina de Codelco en Chile y un deslizamiento mortal en el yacimiento Grasberg de Freeport McMoRan Inc. en Indonesia. Estas disrupciones han puesto en duda la capacidad de la industria para satisfacer la creciente demanda.
En paralelo, factores geopolíticos han ofrecido un impulso adicional. Estados Unidos señaló la retirada de amenazas de aranceles del 100% contra China, mientras que Pekín decidió posponer la ampliación de controles a las exportaciones de tierras raras, según afirmó Scott Bessent, secretario del Tesoro estadounidense. Estos desarrollos refuerzan las perspectivas de consumo para el metal, utilizado en cables, baterías y tuberías.
Adicionalmente, el retroceso del dólar —que ha caído un 8% desde mediados de enero— ha dado respaldo a los precios de los metales al hacer los commodities denominados en dólares más accesibles. Esta devaluación se atribuye a las expectativas del mercado de nuevas reducciones en las tasas de interés por parte de la Reserva Federal de Estados Unidos, incentivando así el crecimiento económico global.
Al cierre, el cobre en la LME registró un aumento del 0,6%, cotizando en US$11.029 por tonelada. Mientras tanto, otros metales también mostraron avances.
El desempeño del cobre y los actuales factores de mercado subrayan la creciente presión sobre los productores, especialmente en América del Sur, incluyendo a Chile, el mayor exportador mundial del metal. Este panorama refuerza la necesidad de inversiones sostenidas y estrategias para asegurar el suministro en medio de un entorno volátil y de alta demanda.

