El cobre registra un nuevo máximo en la Bolsa de Metales de Londres, superando los US$ 11.700 por tonelada.
Citigroup proyecta un alza histórica para el cobre en 2026
El precio del cobre alcanzó un nuevo hito en la Bolsa de Metales de Londres (LME) al superar los US$ 11.705 por tonelada, lo que representa un incremento del 2,2% en la jornada más reciente. Este ascenso se atribuye a temores de un déficit global de oferta y a anuncios alcistas por parte de Citigroup, que prevé precios récord para mediados de 2026. Según el banco estadounidense, el déficit global del metal, alimentado por factores como la acumulación de inventarios en Estados Unidos, podría llevar a que la cotización alcance los US$ 13.000 por tonelada en el segundo trimestre de 2026.
Citigroup respaldó esta proyección en un informe donde su analista Max Layton explicó que existen “múltiples catalizadores positivos” que justificarían la tendencia al alza del cobre. Entre estos, destacó aspectos fundamentales relacionados con la demanda estructural del metal y factores macroeconómicos favorables. Este repunte del precio también refuerza la narrativa de un déficit estructural proyectado por otras instituciones del sector.
- Déficit global de oferta impulsado por demanda sostenida.
- Fuerza del mercado energético y transición hacia energías limpias.
Catalizadores de la demanda: transición energética y desarrollo industrial
En términos de consumo, Citigroup estima que la demanda global de cobre crecerá un 2,5% durante el próximo año. Este aumento está relacionado con diversos factores clave, como una política monetaria más laxa que estimula la inversión, el impulso fiscal en Estados Unidos con foco en infraestructura, y el crecimiento vinculado a la transición energética. Este último fenómeno, considerado un motor estructural de largo plazo, abarca la electrificación de redes, la expansión de vehículos eléctricos y el desarrollo de energías renovables.
Además, el informe destacó el papel del rearmamento europeo en la creciente demanda de metales para aplicaciones en la industria de defensa. Con estos elementos, se intensifica el llamado “superciclo verde”, una dinámica donde el crecimiento de la demanda encuentra un contexto de limitada capacidad de oferta debido a restricciones en nuevas inversiones mineras y mayores exigencias regulatorias en yacimientos.
- Infraestructura y manufactura en Estados Unidos.
- Rearme europeo y expansión energética.
Restricciones en la oferta y perspectivas de déficit estructural
En cuanto a la oferta, las preocupaciones sobre un déficit estructural cobran fuerza en el sector. Operadores como Mercuria han realizado importantes movimientos con compras de cobre por valor de US$ 500 millones en bodegas de la LME, lo que sugiere anticipación a una posible escasez. A nivel global, los inventarios de cobre han aumentado a 656.000 toneladas, el nivel más alto desde 2018, con la mayor parte concentrada en depósitos de Comex en Estados Unidos.
Un informe de BloombergNEF complementó esta visión al alertar que el mercado del cobre podría registrar déficit estructural a partir del próximo año. Esto se atribuye al limitado desarrollo de nuevos proyectos y al aumento en los costos operativos, todo en un contexto de alta demanda impulsada por la transición energética. Sin embargo, otras voces expresan cautela; Goldman Sachs y Macquarie Group opinaron que el escenario aún no está lo suficientemente ajustado como para sostener precios consistentemente altos.
Conclusión e impacto para los mercados
Con un aumento acumulado superior al 30% en el año, el cobre muestra un desempeño notable en 2023. Sin embargo, se prevé que el mercado enfrente una alta volatilidad en el corto plazo, influido por factores macroeconómicos y cambios regulatorios en países productores. Entre los principales motores de este rally, destacan las interrupciones en faenas, retrasos en proyectos y la incertidumbre en torno a la oferta global.
Mientras Citigroup mantiene un enfoque optimista, otros actores del mercado, como Benchmark Minerals, advierten sobre la posible debilidad estructural en la demanda actual. Estas discrepancias refuerzan el carácter incierto del mercado del cobre, que seguirá siendo un eje esencial en debates sobre materias primas y transición energética en los próximos años.