El uso de carbón a nivel global alcanza niveles históricos, impulsado por la creciente demanda de electricidad, según un informe reciente.
Consumo récord de carbón y deforestación alarmante
El reciente informe sobre el Estado de la Acción Climática revela que, aunque el uso proporcional del carbón en la generación de electricidad ha disminuido en los últimos cinco años, su consumo absoluto ha alcanzado “un máximo histórico debido al aumento de la demanda total de electricidad”. Este fenómeno se produce en un contexto donde se siguen adoptando energías renovables, pues la cuota de energía solar y eólica se ha duplicado entre 2019 y 2024, alcanzando el 15% de la generación mundial de electricidad. A pesar de estos avances en la adopción de energías limpias, el informe subraya que ninguno de los 45 indicadores que evalúa está cerca de cumplir con el objetivo de limitar el calentamiento global a 1,5 °C para 2030.
Además del aumento en el uso del carbón, la deforestación ha mostrado un incremento preocupante, pasando de 7,8 millones de hectáreas (Mha) por año en 2021 a 8,1 Mha en 2024. Los autores del informe destacan que entre 2015 y 2024, el mundo ha perdido permanentemente un total de 86 Mha de cobertura arbórea, una extensión comparable al tamaño de Pakistán. Para cumplir con los objetivos de 2030, sería necesario retirar aproximadamente 360 centrales eléctricas de carbón de tamaño medio cada año y multiplicar por nueve los esfuerzos para frenar la pérdida de bosques. “Si bien los avances que necesitamos siguen siendo posibles, lograrlos exigirá esfuerzos e inversiones mucho mayores y mejor coordinados”, señalan los investigadores que participaron en la elaboración del estudio.
Transformaciones necesarias en economía y energía
El informe enfatiza que todos los sectores económicos, desde la energía hasta la edificación, deben implementar “transformaciones sistémicas audaces” para alcanzar las metas establecidas en el Acuerdo de París. Aunque se observa un progreso notable en seis indicadores clave, como el aumento en las ventas de vehículos eléctricos, que se han quintuplicado desde 2020 y representan el 22% de las ventas totales, el avance general sigue siendo insuficiente. De los indicadores analizados, 29 se encuentran muy por debajo del ritmo necesario, y cinco más muestran una tendencia negativa, especialmente en la producción de acero y la financiación pública de combustibles fósiles.
A pesar de las malas noticias, el informe celebra el aumento de la financiación privada para el clima y el crecimiento acelerado de la energía solar. Sin embargo, advierte que “por cada avance prometedor, hay señales preocupantes de estancamiento o retroceso”, indicando la necesidad de redoblar esfuerzos en la innovación y eliminación de financiamiento que perpetúe la dependencia de los combustibles fósiles. Ante esta realidad, es crucial poner «la justicia y la equidad en el centro de la acción climática”, para asegurar que “nadie se quede atrás en la transición”.
- Aumento del uso del carbón en términos absolutos.
- Incremento en la deforestación y pérdida de cobertura arbórea.
- Progreso desigual en la adopción de energías sostenibles.
El informe coincide en que, aunque los desafíos son considerables, la implementación de políticas efectivas buscará mitigar el impacto ambiental y promover un futuro energético más sostenible, lo que es especialmente relevante para industrias dependientes del carbón y de recursos naturales en el contexto de la minería y la producción energética en Chile y Latinoamérica.