De residuos a recursos: cómo algunas industrias replantean su impacto ambiental
La sostenibilidad ambiental ha evolucionado de ser un factor secundario a convertirse en un pilar fundamental en las estrategias empresariales en Chile y América Latina. La creciente presión regulatoria, el interés de los inversionistas y consumidores, y la integración de las cadenas de suministro globales han motivado a las empresas a reconsiderar su huella ambiental y a incorporar aspectos como eficiencia energética, energías renovables y gestión responsable de residuos como elementos esenciales en su funcionamiento.
No obstante, la transición hacia prácticas sostenibles no es uniforme. Un análisis realizado por Proyecta Impacto en 2023, que evaluó a más de 30 destacadas empresas chilenas, reveló que muchas de ellas aún no informan sobre sus emisiones indirectas (alcance 3), señalando importantes brechas en el seguimiento y gestión ambiental, especialmente entre grandes corporaciones y medianas empresas.
Las estadísticas públicas aportan más claridad al escenario. El Informe Consolidado de Emisiones y Transferencias de Contaminantes (RETC 2022) del Ministerio del Medio Ambiente indicó que, durante ese año, se generaron más de 17,8 millones de toneladas de residuos no peligrosos en Chile, con el 49 % de ellos de origen industrial. A esto se suman más de 600 mil toneladas de residuos peligrosos, principalmente provenientes de áreas mineras.
En este contexto, la Ley de Responsabilidad Extendida del Productor (REP), vigente desde 2016, ha sido fundamental para profesionalizar la gestión de residuos al obligar a los fabricantes e importadores a asumir la responsabilidad por los impactos de los productos que introducen al mercado. Sin embargo, los expertos coinciden en que el cumplimiento normativo debe ir acompañado de transformaciones profundas, medibles y permanentes.
Un cambio paradigmático se observa en la planta de Schneider Electric en Santiago, donde se ha implementado una serie de medidas destinadas a promover la economía circular. Desde 2019, la empresa ha logrado recircular más de 500 toneladas de residuos plásticos gracias a un sistema de trazabilidad preciso que ha identificado más de 5.000 componentes o productos utilizados en su operación. Asimismo, la planta funciona con energía 100% renovable y ha alcanzado una tasa de valorización de residuos industriales del 99,6%, además de mantener una política de cero residuos a vertedero.
Joan Valenzuela, jefe de Salud, Seguridad y Medio Ambiente en Schneider Electric, destaca que el enfoque de la empresa es identificar el máximo valor en cada tipo de residuo, reutilizándolos en su ciclo productivo, convirtiéndolos en materia prima para otras industrias y reintegrando componentes electrónicos a través de gestores especializados. Se ha implementado mejoras operativas como la eliminación de 12 mil litros de agua al año al reemplazar filtros de cartón y fibra de vidrio en el proceso de pintura, evitando así la generación de Residuos Industriales Líquidos (RILES).
Además, Schneider Electric cumple con los requisitos de la Ley REP mediante el sistema de gestión Resimple, realizando informes mensuales sobre los materiales introducidos al mercado.
Es fundamental destacar que desde 2021 Chile cuenta con una Hoja de Ruta para la Economía Circular, pero la verdadera prueba radica en escalar estos modelos a más industrias y regiones. Casos exitosos como el de Schneider Electric demuestran que la sostenibilidad no solo es posible, sino estratégica, ya que permite cumplir con las normativas vigentes, mejorar la eficiencia operativa y fortalecer el compromiso medioambiental en toda la cadena de valor.
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