La eficiencia energética ya no es solo una meta económica, sino un eje estratégico para sostenibilidad y competitividad en Chile.
Chile y su posición estratégica en eficiencia energética
En el marco del Día Mundial del Ahorro de Energía, reflexionar sobre la gestión inteligente de este recurso cobra especial relevancia en el contexto chileno. Durante 2024, Chile alcanzó una cifra destacable en su producción eléctrica total, superando los 85.518 GWh, según el Coordinador Eléctrico Nacional, con un 69% de su capacidad instalada derivada de fuentes renovables. Este hito consolida al país como un actor clave en la transición energética de América Latina y refuerza su liderazgo global en energías limpias.
Además, Chile se ubicó como el quinto país en capacidad de almacenamiento energético a nivel mundial, el primero en América Latina, de acuerdo con Benchmark Minerals. Este avance se atribuye a la combinación de factores favorables, como su liderazgo público-privado, recursos naturales y una decidida apuesta por la innovación tecnológica. Tecnologías como los sistemas de almacenamiento BESS han dejado de ser conceptos a futuro para convertirse en pilares del sistema eléctrico nacional, otorgando mayor estabilidad y flexibilidad frente a la creciente demanda.
- Capacidad instalada renovable: 69% del total nacional.
- Producción total de energía en 2024: 85.518 GWh.
- Primera posición en almacenamiento energético en América Latina.
Tecnología y eficiencia: un binomio imprescindible
La eficiencia energética no solo implica generar electricidad limpia, sino también optimizar su consumo a través de decisiones informadas. Esto abre paso a una etapa donde cada kilowatt es gestionado estratégicamente, gracias a herramientas de monitoreo en tiempo real e inteligencia artificial que detectan ineficiencias y automatizan procesos. Así, sectores industriales logran reducir su consumo hasta en un 25%, afianzando la continuidad operacional y minimizando emisiones.
Desde iniciativas empresariales, como las promovidas por Siemens, la integración de energías renovables, la modernización de redes y tecnologías como el hidrógeno verde están redefiniendo la gestión de la energía. En palabras de sus representantes, el objetivo es no solo proveer tecnología, sino transformar la energía en un activo estratégico que potencie la competitividad de las empresas. Es en este marco que el sector industrial, responsable del 50% del consumo energético global, enfrenta oportunidades cruciales para innovar, reducir costos y aumentar su sostenibilidad.
- Reducción potencial de consumo energético: hasta 25% en industrias modernas.
- Optimización mediante inteligencia artificial y analítica avanzada.
- Gestión energética como activo estratégico para las empresas.
El caso chileno ilustra cómo un enfoque dinámico y colaborativo puede convertir los desafíos energéticos en oportunidades tangibles para crecer de manera sostenible. Con tecnologías avanzadas y una visión comprometida, el país está marcando el camino hacia un sistema más eficiente, resiliente y preparado para los desafíos del futuro. En esta transición, no es suficiente producir más: es vital usar la energía con responsabilidad e inteligencia.




