El hallazgo podría convertir antiguas cuencas carboníferas en nuevas fuentes de recursos críticos para la transición energética y la industria tecnológica mundial.
“Los científicos hallaron concentraciones de más de 200 partes por millón de minerales raros en minas de carbón de Utah y Colorado, acercando a Estados Unidos a una producción económicamente viable de recursos críticos para la transición energética.”
Un descubrimiento científico realizado en el oeste de Estados Unidos podría reconfigurar el mapa global de los minerales estratégicos. Investigadores de la Universidad de Utah hallaron cantidades significativas de minerales raros en formaciones rocosas asociadas a las minas de carbón de Utah y Colorado, un hecho que podría transformar la función de estas cuencas dentro de la economía energética estadounidense.
El estudio, encabezado por la profesora Lauren Birgenheier, del Departamento de Geología y Geofísica de la institución, analizó más de 3.500 muestras procedentes de diez minas activas en la cuenca de Uinta. Los resultados revelaron concentraciones superiores a 200 partes por millón (ppm) de minerales raros, especialmente en las capas de lutita y limolita que rodean los mantos de carbón.
Según los parámetros del Departamento de Energía de Estados Unidos (DOE), el umbral de viabilidad económica para su explotación se sitúa en torno a 300 ppm, cifra que algunas zonas del estudio se acercan a alcanzar. Esto abre la posibilidad de que las operaciones carboníferas en declive se transformen en centros duales de extracción, orientados tanto a la producción de carbón residual como a la recuperación de elementos críticos para la tecnología moderna.
Una fuente inesperada para la transición energética
El hallazgo se enmarca en un contexto de fuerte competencia global por los minerales estratégicos —como el tántalo, niobio, galio e indio—, indispensables para la fabricación de baterías, turbinas eólicas, semiconductores y vehículos eléctricos. Estados Unidos, que depende en gran medida de las importaciones procedentes de Asia, busca reducir su vulnerabilidad geopolítica mediante el desarrollo de recursos internos.
“La idea es simple: si ya se está moviendo roca, ¿por qué no aprovechar el proceso para obtener recursos destinados a la transición energética?”, planteó Birgenheier. Su enfoque propone aprovechar infraestructuras existentes, evitando los costos y el impacto ambiental de abrir nuevas minas.
De confirmarse su viabilidad económica, la cuenca de Uinta podría convertirse en una fuente complementaria de minerales raros, reforzando la seguridad de suministro en América del Norte y reduciendo la dependencia de China, que actualmente domina más del 80% del mercado global de estos materiales.
Minerales raros y tierras raras: una diferencia clave
Aunque a menudo se confunden, los minerales raros no son lo mismo que las tierras raras. Estas últimas engloban 17 elementos químicos específicos (los lantánidos, el itrio y el escandio), empleados en tecnologías de alta precisión. En cambio, los minerales raros constituyen un conjunto más amplio que incluye metales escasos pero esenciales como el tántalo y el galio, con aplicaciones directas en electrónica y energías renovables.
Esta distinción es crucial, ya que el hallazgo en Utah y Colorado podría ofrecer acceso a una gama diversa de elementos más allá del espectro tradicional de las tierras raras, incrementando su potencial estratégico.
CORE-CM: el programa detrás del descubrimiento
El proyecto forma parte de la Carbon Ore, Rare Earth and Critical Minerals Initiative (CORE-CM), impulsada por el Departamento de Energía de EE. UU. Esta iniciativa busca revitalizar las regiones carboníferas mediante el aprovechamiento integral de sus recursos naturales.
Entre sus principales metas se incluyen:
- Evaluar recursos minerales mediante modelos geológicos avanzados y detección de vacíos de información.
- Promover la diversificación económica regional, aprovechando infraestructura ya instalada.
- Fomentar centros de innovación tecnológica que integren universidades, empresas y gobiernos locales.
- Formar capital humano especializado en minería de minerales críticos y procesos de refinado.
El objetivo general es reconvertir las cuencas carboníferas en polos de desarrollo sostenible, reduciendo la dependencia de importaciones y fortaleciendo la seguridad energética nacional.
Ciencia, economía y sostenibilidad
Los investigadores explican que los minerales detectados se originaron hace millones de años, cuando cenizas volcánicas depositadas sobre antiguas turberas liberaron elementos que luego se concentraron en las rocas sedimentarias cercanas al carbón. Esta formación geológica convierte a las minas en entornos naturalmente propicios para la coexistencia de recursos energéticos tradicionales y minerales de alta tecnología.
Desde el punto de vista industrial, la propuesta permitiría mantener las operaciones mineras activas con un impacto ambiental controlado. Al aprovechar la remoción de roca ya contemplada en las faenas carboníferas, se reduciría la huella ecológica, los costos de transporte y el uso de energía.
Michael Vanden Berg, del Utah Geological Survey, destacó que bastaría con extender algunos metros adicionales la extracción en las capas adyacentes al carbón para recuperar los minerales raros. “Podríamos lograr una doble rentabilidad: mantener la producción actual y, al mismo tiempo, generar materiales estratégicos para la transición energética”, afirmó.
Perspectivas a futuro
El próximo paso será cuantificar los recursos totales disponibles y desarrollar tecnologías de separación y refinado adaptadas a estos nuevos depósitos. El desafío no radica únicamente en extraer los minerales, sino en procesarlos localmente de manera económica y sostenible, evitando la exportación de materiales sin valor agregado.
Para el gobierno estadounidense, el descubrimiento ofrece una ventaja estratégica: utilizar las propias regiones carboníferas —afectadas por la descarbonización— como pilares de la nueva economía verde.
