Descubrimiento en medio de un test industrial
Un equipo internacional de científicos reveló que una reciente prueba de minería en aguas profundas permitió descubrir numerosas especies desconocidas a 4.000 metros de profundidad (13.123 pies), en una de las zonas más inexploradas del océano Pacífico. El hallazgo, descrito por los autores como “sorprendente”, se produjo en el marco de un esfuerzo global por comprender la biodiversidad del fondo marino antes de que la industria avance hacia una eventual explotación comercial. Según los investigadores, este resultado subraya la urgente necesidad de estudios ambientales rigurosos antes de autorizar minería a gran escala.
Si bien el impacto ecológico observado fue menor al temido, el análisis mostró una reducción significativa de la biodiversidad en los surcos dejados por el vehículo minero: el número total de animales cayó un 37% y la diversidad de especies disminuyó en un 32%.
Ecología profunda en riesgo ante la transición verde
De acuerdo con Thomas Dahlgren, biólogo marino de la Universidad de Gotemburgo y uno de los responsables del proyecto, la presión global por asegurar metales críticos para la transición energética está impulsando un creciente interés por los recursos del lecho marino. Muchos de estos minerales —fundamentales para baterías, tecnologías renovables y vehículos eléctricos— se encuentran en abundancia en zonas abisales como la Clarion-Clipperton Zone (CCZ), ubicada entre México y Hawái.
Dahlgren enfatizó que el estudio constituye uno de los primeros esfuerzos amplios por evaluar tanto las oportunidades como los riesgos de la minería submarina. La investigación se desarrolló siguiendo los lineamientos de la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos (ISA), que regula los estudios de línea base y las evaluaciones ambientales en áreas bajo jurisdicción internacional.
Un ecosistema diverso, pero de baja densidad
El trabajo de campo, realizado durante cinco años, permitió recopilar 4.350 organismos mayores de 0,3 milímetros e identificar 788 especies, la mayoría de ellas inéditas. Entre los principales grupos destacan gusanos poliquetos, crustáceos y moluscos, incluidos caracoles y bivalvos.
Los científicos subrayan que la vida en estas profundidades es extremadamente escasa en número, aunque sorprendentemente diversa. Mientras una muestra de sedimento del mar del Norte puede contener alrededor de 20.000 animales, una muestra del fondo oceánico a 4.000 metros presenta una diversidad equivalente, pero apenas unos 200 individuos. Esto demuestra la fragilidad de estos ecosistemas, donde incluso alteraciones acotadas pueden generar impactos prolongados.
La identificación de nuevas especies, especialmente de poliquetos, solo fue posible gracias al análisis de ADN, herramienta crucial para estudiar comunidades con organismos diminutos y sin descripciones previas.
Próximos desafíos: proteger zonas aún desconocidas
El equipo enfatiza que el desafío ahora consiste en predecir el riesgo de pérdida de biodiversidad asociado a la minería profunda. Un punto central será estudiar el 30% de la CCZ que hoy permanece bajo protección, ya que su composición biológica es prácticamente desconocida. Comprender estos ecosistemas será decisivo para diseñar estándares de manejo y definir si la extracción de metales críticos en aguas profundas puede realizarse de manera ambientalmente responsable.

