Más allá de ser una de las minas más grandes del mundo, Chuquicamata es un lugar con una historia rica y un patrimonio cultural inmaterial forjado por las vidas de miles de familias. Con la emoción a flor de piel, se celebró en Calama el cierre de un proyecto clave que busca mantener viva esta herencia.
La Agrupación de Hijos y Amigos de Chuquicamata (AHYACH), con el apoyo de Codelco, llevó a cabo una iniciativa para fortalecer su trabajo de rescate histórico. El proyecto, respaldado por el Programa de Inversión Comunitaria de la Gerencia de Sustentabilidad de Codelco, permitió que la agrupación se equipara con nuevas herramientas, capacitaciones y estrategias para difundir la historia y la cultura del ex campamento.
Una historia que no se borra
Desde su creación en 2013, AHYACH ha jugado un papel fundamental en la protección del campamento. Gracias a su esfuerzo, el lugar fue declarado Zona Típica y Monumento Histórico. La agrupación también ha impulsado el rescate de relatos, tradiciones y experiencias que le dan identidad a la comunidad.
Miriam Bolados, presidenta de AHYACH, destacó la importancia de que las nuevas generaciones, hayan o no nacido en Chuquicamata, asuman el compromiso de cuidar y proteger este legado.
«Chuquicamata. Porfiada Habitabilidad»: Un libro para la memoria
El momento central del evento fue el lanzamiento del libro «Chuquicamata. Porfiada Habitabilidad», una obra que profundiza en la memoria viva de quienes hicieron de este lugar su hogar. Su autor, Patricio Lillo, explicó que el libro aborda la experiencia de vivir allí y la persistencia de su comunidad, que siempre ha sido el corazón del campamento.
Fernando Promis, gerente de Sustentabilidad de Codelco, subrayó el privilegio de la empresa de trabajar junto a la comunidad para proteger y dar a conocer este patrimonio. El alcalde de Calama, Eliecer Chamorro, también agradeció el apoyo de Codelco, enfatizando que “el cobre tiene más sentido cuando está este elemento: el patrimonio”.
Este proyecto conjunto demuestra que la memoria de Chuquicamata no es solo un pasado industrial, sino un tesoro de vivencias y cultura que, gracias a la unión de la comunidad y Codelco, seguirá vivo para las futuras generaciones.