La ambiciosa apuesta del presidente estadounidense Donald Trump por revitalizar a Intel empieza a mostrar resultados. Tras convertir en agosto 9.000 millones de dólares en subvenciones federales —otorgadas originalmente bajo la administración Biden— en una participación del 10% en el capital de la empresa, la histórica fabricante de chips ha reportado su cuarto trimestre consecutivo de crecimiento.
Intel informó ingresos de 13.700 millones de dólares durante el tercer trimestre, un aumento del 3% interanual, superando nuevamente las expectativas del mercado. Las acciones de la compañía se han disparado más del 90% desde el acuerdo con la Casa Blanca, pasando de 20 a 38,16 dólares, su mejor desempeño en años.
El gobierno anunció la inversión semanas después de que Trump criticara públicamente al CEO de Intel, Lip-Bu Tan, por sus presuntos vínculos con China. Sin embargo, tras una reunión privada, el presidente revirtió su postura y destacó el papel de Intel como “socio estratégico esencial en la independencia tecnológica de Estados Unidos”.
Durante la presentación de resultados, Tan afirmó sentirse “honrado por la confianza” del mandatario y subrayó que la empresa está “plenamente comprometida con la visión de la administración Trump”.
Auge de los chips y presión sobre China
La mejora de Intel llega en medio de una competencia global por el dominio de la industria de semiconductores, donde Washington busca reducir su dependencia de Asia y frenar el avance tecnológico de China. Aunque las GPU de Nvidia dominan el entrenamiento de modelos de inteligencia artificial, las CPU x86 de Intel siguen siendo clave en los centros de datos y aplicaciones de IA.
Intel, además, registró beneficios netos por 4.100 millones de dólares, tras reportar pérdidas superiores a 16.000 millones el año anterior. Bajo la gestión de Tan, la empresa ha aplicado fuertes recortes de costos, incluidos despidos del 15% de su plantilla global, mientras reorienta su producción hacia semiconductores de nueva generación.
Nuevos socios y expansión industrial
El respaldo financiero no proviene solo del gobierno estadounidense. Nvidia y Softbank también han invertido en Intel, aportando 5.000 y 2.000 millones de dólares, respectivamente. A su vez, la compañía recaudó otros 5.200 millones con la venta de participaciones en Altera y Mobileye, reforzando su liquidez para la expansión de su red de fábricas.
Su nueva planta de Chandler, Arizona —Fab 52— ya está operativa, y producirá los chips Panther Lake (para PC) y Clearwater Forest (para centros de datos) a partir de finales de este año.
Con estos avances, Intel busca recuperar el liderazgo que perdió frente a Nvidia y TSMC en la última década. Sin embargo, los analistas advierten que la ruta hacia la hegemonía tecnológica aún será larga: “Trump ha devuelto el impulso financiero, pero Intel aún debe demostrar que puede competir en velocidad e innovación”, señaló un informe de The Wall Street Journal.

