La minería en aguas poco profundas no es una alternativa sostenible a la minería en alta mar, afirman los científicos

En Namibia e Indonesia ya se están llevando a cabo proyectos de minería en aguas poco profundas, y se han propuesto proyectos en México, Nueva Zelanda y Suecia, pero los efectos de estos proyectos no se han investigado a fondo.

Un nuevo estudio publicado el 13 de septiembre en la revista Trends in Ecology & Evolution sostiene que la minería en aguas poco profundas necesita una evaluación medioambiental más rigurosa antes de poder declararse segura y sostenible.

La minería, que se lleva a cabo a menos de 200 metros de profundidad, se ha promocionado como menos destructiva que la terrestre y menos arriesgada que la que se realiza en ecosistemas poco conocidos de aguas profundas, pero los autores ponen en duda esta afirmación. «Las afirmaciones sobre la reducción del impacto ambiental de la minería en aguas poco profundas no están respaldadas por evaluaciones creíbles, sino por esperanzas y suposiciones que apoyan una narrativa a favor de la minería», escriben los autores.

La extracción de materiales valiosos como el oro, el cobalto, el cobre y las fosforitas del fondo oceánico de aguas poco profundas requiere el dragado de grandes cantidades de sedimentos.

Retirar este sedimento, que tarda miles de años en acumularse, significa eliminar los organismos que lo consideran su hogar. Los autores advierten que esta eliminación del hábitat y de los habitantes provocará una pérdida de biodiversidad.

«A falta de comparaciones imparciales de los efectos ecológicos de los distintos tipos de prácticas mineras, no hay justificaciones ambientales ni socioeconómicas a favor de la minería en aguas poco profundas», escriben los autores.

 

Fuente: worldenergytrade

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