Las Andes seco son más sensibles a la minería de litio de lo que se pensaba anteriormente

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Un estudio de investigación realizado por científicos estadounidenses revela la alta sensibilidad de las Andes Secas a actividades como la minería, lo que podría alterar el flujo y la composición del agua.

La región de las Andes Secas en Chile, Argentina y Bolivia ha sido objeto de un análisis hidrológico sin precedentes, realizado por investigadores estadounidenses, quienes encontraron que el área es más sensible de lo que se pensaba anteriormente a actividades como la minería, lo que puede perturbar la presencia, composición y flujo tanto de aguas superficiales como subterráneas.

Nueva comprensión de los sistemas hidrológicos en paisajes extremadamente áridos

En un artículo publicado en la revista PLOS Water, el equipo explica que hasta ahora no se ha tenido una comprensión confiable y completa de cómo funcionan exactamente los sistemas hidrológicos en paisajes extremadamente áridos, lo que significa que los reguladores ambientales no tienen la información necesaria para gestionar de la mejor manera la industria minera y la transición hacia un futuro más sostenible desde el punto de vista ambiental.

«Hemos estado pensando en el agua de manera incorrecta,» señaló Brendan Moran, autor principal del estudio y asociado de investigación postdoctoral en la Universidad de Massachusetts Amherst. «Normalmente asumimos que el agua es agua y gestionamos toda el agua de la misma manera, pero nuestra investigación muestra que en las Andes Secas hay dos partes muy distintas del presupuesto de agua y responden de manera muy diferente a los cambios ambientales y al uso humano.»

Importancia del agua para la minería de litio

El agua es crucial para la minería de litio, ya que este mineral no se encuentra con frecuencia en forma sólida y tiende a ocurrir en capas de ceniza volcánica, pero reacciona rápidamente con el agua. Cuando la lluvia o el deshielo se mueve a través de las capas de ceniza, el litio se filtra en el agua subterránea, moviéndose cuesta abajo hasta que se asienta en una cuenca plana donde permanece en solución como una mezcla salina de agua y litio.

«Este método nos permite conocer la edad relativa del agua,» explicó Moran. «¿Es ‘antigua’, es decir, ¿cayó hace un siglo o más, o es agua ‘contemporánea’ que cayó hace unas semanas o años?»

Agua joven y agua vieja

Los investigadores descubrieron que las aguas jóvenes y viejas no se mezclan realmente y se comportan de manera muy diferente.

«El agua subterránea profunda y antigua sostiene el sistema hidrológico en las Andes Secas,» dijo Boutt. «Solo el 20%–40% del agua es agua superficial contemporánea, pero es la más sensible al cambio climático, los ciclos de tormentas y los usos antropogénicos como la minería.»

Implicaciones y conclusiones

Las implicaciones de estos hallazgos son inmediatas y urgente proteger los diversos conductos por los cuales fluye el agua de lluvia fresca y joven hacia las lagunas y humedales que son tan críticos desde el punto de vista ambiental. Además, es necesario desarrollar diferentes métodos para gestionar aguas jóvenes y viejas; no hay un enfoque único que funcione para todo.

«Lo que vemos en las Andes Secas es representativo de la hidrología en todas las regiones extremadamente áridas, incluido el oeste de Estados Unidos. Tampoco se limita a la minería de litio señaló Boutt.

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