En 2026, las reformas generadas por órdenes ejecutivas emitidas en 2025 bajo la administración de Donald Trump comenzarán a tomar forma en el sector minero de Estados Unidos. Estas directrices incluyen iniciativas para incrementar la producción doméstica de minerales, reducir demoras en los permisos de exploración y abrir más tierras para actividades mineras. Según Debra W. Struhsacker, consultora de la Society for Mining, Metallurgy & Exploration (SME), estas políticas buscan acelerar la aprobación de proyectos estratégicos, especialmente en minerales considerados críticos para la defensa y la tecnología.
Entre las medidas destacan la implementación de la SPEED Act y el caso judicial “Seven County”, que redefine los alcances de la National Environmental Policy Act (NEPA) y permite procedimientos administrativos más ágiles. No obstante, los litigios continúan siendo un obstáculo significativo, amenazando con retrasar los proyectos a pesar de las reformas.
La dependencia crítica de tierras raras
Un punto neurálgico para la minería estadounidense en los próximos años será la dependencia de suministro de elementos de tierras raras provenientes de China. Según Struhsacker, esta situación coloca al país en una posición vulnerable, ya que China domina las cadenas de suministro y el procesamiento de estos minerales cruciales. A pesar de los esfuerzos por incentivar el desarrollo doméstico mediante modelos de inversión público-privada, los costos elevados y el reducido tamaño del mercado interno representan barreras importantes.
En este escenario, analistas ven inevitable una mayor participación del gobierno federal para garantizar la seguridad de la oferta de minerales esenciales. La introducción de incentivos financieros y garantías de demanda podría ser clave para reducir la dependencia internacional en un contexto de creciente rivalidad geopolítica.
Déficit de talento y recursos humanos
Uno de los desafíos más complejos que enfrenta la industria minera estadounidense es la falta de talento especializado. Según SME, la competencia global ha incrementado la demanda por profesionales como geólogos, ingenieros de minas y metalurgistas, pero el país cuenta apenas con 14 escuelas de minería y produce significativamente menos expertos que China.
Struhsacker señala la urgencia de aprobar la Mining Schools Act of 2025, que propone reforzar la educación en disciplinas esenciales para el sector. Asimismo, enfatiza la necesidad de reconstruir la capacidad de investigación minera, debilitada tras la desaparición del Bureau of Mines, como un pilar fundamental para enfrentar el déficit técnico.
¿Un renacimiento o una oportunidad perdida?
El año 2026 se perfila como un punto crucial para el futuro de la minería en Estados Unidos. A pesar de las reformas en marcha, el progreso dependerá de la capacidad del país para implementar consistentemente las políticas diseñadas y superar los obstáculos legales y técnicos que permanecen. Si logra consolidar su apuesta por los minerales críticos, Estados Unidos podría recuperar una posición relevante en una industria esencial para la economía global. De no ser así, seguiría dependiendo de cadenas de suministro externas en un entorno de creciente fragmentación económica.
