En un giro inesperado en la Cumbre COP28 en Dubai, Rusia anunció su investigación sobre el potencial uso de sus reservas de oro congeladas para financiar el fondo de daños climáticos destinado a ayudar a las naciones en desarrollo. Esta sorprendente propuesta busca cerrar la brecha entre las naciones desarrolladas y en desarrollo en la lucha contra el cambio climático.
Un Paso Audaz en Medio de Tensiones
Desde la invasión de Ucrania por parte de Rusia, más de 300 mil millones de dólares, equivalentes a la mitad de sus reservas internacionales, fueron congelados por Occidente. La tensión aumentó cuando Ucrania exigió que los activos rusos congelados se utilizaran para la reconstrucción del país, un objetivo apoyado por muchas naciones occidentales pero complicado por cuestiones legales y posibles consecuencias futuras.
Un Gestor de Cambio Climático
Ruslan Edelgeriev, el representante climático de Rusia, reveló esta propuesta audaz en el escenario principal de la COP28 en Dubai. Según Edelgeriev, «Estamos listos para anunciar que Rusia está estudiando la contribución voluntaria de financiación al fondo de pérdidas y daños procedente de las reservas nacionales de oro congeladas en poder de organizaciones internacionales». Esta medida se presenta como un paso necesario para abordar la brecha que separa a las naciones en desarrollo de las desarrolladas en la lucha contra el cambio climático.
Un Futuro Incierto
Si bien esta iniciativa es innovadora, su éxito es incierto. Las tensiones geopolíticas y las complejidades legales que rodean las reservas congeladas pueden dificultar su implementación. Además, Occidente podría resistirse a liberar estas reservas para fines climáticos, lo que podría llevar a un prolongado estancamiento en las conversaciones.