La Agencia Espacial Europea (ESA) ha revelado un descubrimiento sin precedentes realizado por sus telescopios espaciales de rayos X, XMM-Newton y XRISM. Se trata de una explosión en un agujero negro supermasivo que desencadenó un fenómeno nunca antes visto.
El evento se produjo en el agujero negro gigante de la galaxia espiral NGC 3783, donde los instrumentos detectaron una llamarada brillante. Lo extraordinario sucedió cuando, al desvanecerse esta llamarada, surgieron vientos extremadamente rápidos.
«Por primera vez, hemos visto cómo una rápida ráfaga de rayos X procedente de un agujero negro desencadena inmediatamente vientos ultrarrápidos, que se forman en un solo día», afirmó Liyi Gu, científico de la Organización de Investigación Espacial de los Países Bajos (SRON), en un comunicado.
La ESA ha bautizado este suceso como un «monstruo gravitacional». El fenómeno expulsó material al espacio a velocidades de 60.000 kilómetros por segundo, lo que equivale a la quinta parte de la velocidad de la luz.
Similitudes con el Sol en un tamaño inimaginable
Los astrónomos plantean que estos vientos poseen características similares a las grandes erupciones solares, conocidas como eyecciones de masa coronal (EMC), cuando el Sol expulsa material sobrecalentado.
Aunque un agujero negro no es idéntico al Sol, el mecanismo detrás de la formación de estos vientos guarda una similitud, aunque con un resultado de magnitud «mucho más masiva». El agujero negro en cuestión tiene una masa de 30 millones de soles y, al nutrirse del material circundante, alimenta una región altamente activa en el corazón de su galaxia, conocida como Núcleo Galáctico Activo (AGN), que emite potentes chorros.
Matteo Guainazzi, científico del proyecto XRISM de la ESA y coautor del hallazgo, explicó que los vientos alrededor de este agujero negro «parecen haberse creado cuando el enredado campo magnético del AGN se ‘desenroscó’ repentinamente, de forma similar a las erupciones que surgen del Sol, pero en una escala casi demasiado grande para imaginarla».
Este hallazgo demuestra que los agujeros negros supermasivos «a veces actúan como nuestra propia estrella, lo que hace que estos misteriosos objetos parezcan menos extraños», según la ESA. Conocer el magnetismo de los AGN y cómo generan estos vientos es crucial para comprender la historia de las galaxias en el universo.
