El precio del oro ha alcanzado un nuevo máximo histórico después de la especulación sobre un cambio de rumbo de la Reserva Federal y los riesgos geopolíticos respaldaron un repunte en el metal precioso.
Especulación y tensiones geopolíticas impulsan al oro
El martes, el oro al contado subió hasta un 1,3% para alcanzar un nuevo récord de $2,141.60 por onza, antes de reducir sus ganancias al 0,6%. Los futuros del oro estadounidense tuvieron un recorrido similar, alcanzando un máximo de $2,150.50 por onza y luego cayendo a $2,134.80.
«El oro ha sumado alrededor de $100 en las últimas cinco sesiones, impulsado por una combinación de expectativas de flexibilización monetaria, tensiones geopolíticas y el riesgo de una corrección en los mercados de valores.»
Según Bloomberg, la magnitud del movimiento reciente ha sorprendido a algunos observadores del mercado, quienes dijeron que podría estar parcialmente impulsado por el impulso.
Movimientos en el mercado y la influencia de la Fed
El creciente riesgo de una corrección en el mercado de valores, señalado por débiles datos de fabricación de EE. UU. el viernes, puede haber persuadido a algunos inversores a salir de acciones y entrar en oro, dijo Ole Hansen, estratega de materias primas en Saxo Bank A/S.
«Si bien la sincronización del cambio de rumbo de la Fed sigue siendo incierta, los signos de que se está acercando han respaldado al oro desde mediados de febrero.»
Los mercados de swaps muestran casi un 60% de probabilidades de un recorte de tasas en junio, una probabilidad más alta que a principios del mes pasado.
Desconexión entre los precios del oro y los flujos de fondos
El reciente repunte también ha destacado una creciente desconexión entre los precios al contado y los flujos de salida de los fondos cotizados respaldados por lingotes. Las tenencias en SPDR Gold Shares, el ETF más grande de su tipo en el mundo, cayeron un 0,3% el lunes, llevando el total al nivel más bajo desde julio de 2019, según datos recopilados por Bloomberg.
«Esos flujos de salida han sido compensados en parte por la persistente demanda de bancos centrales por el metal precioso, lo que ayudó a mantener los precios elevados incluso cuando las tasas de interés reales aumentaron el año pasado.»
