BTG Pactual por política nacional del litio: “No hay incentivos” para el ingreso de nuevos actores al país

Más allá de las críticas al anuncio del gobierno, César Pérez-Novoa, jefe de Equity Research de BTG Pactual, sostiene que sí hay una oportunidad en la fabricación de baterías en base a litio en el país, pues «eso de que ‘mi batería se vende en el hemisferio norte’, es falso, América Latina está haciendo su trabajo, hay demanda en el continente».

“La mejor política es la apertura”, sentencia César Pérez-Novoa, jefe de Equity Research de BTG Pactual, a la hora de analizar el anuncio del gobierno relativo a la política nacional del litio.

El anuncio implica la creación de una Empresa Nacional del Litio; un esfuerzo de exploración, explotación y agregación de valor con la colaboración privada; el avance a nuevas tecnologías de extracción de litio que minimicen su impacto en los salares; la participación de las comunidades aledañas a las faenas, y la generación de productos con valor agregado. Pero también se busca renegociar los actuales contratos sobre el Salar de Atacama, pacto que en el caso de Albemarle vence en 2043, y en 2030 en el caso de SQM.

Según Pérez-Novoa, durante los últimos años, ante la ausencia de políticas públicas y la liberación del mercado a nivel global, “hemos tenido una pérdida de participación bastante grave. Desde niveles superiores al 50% de participación de mercado hace 23-24 años, a un cierre el año pasado en torno al 25%”

“Se ha desperdiciado un tiempo bastante valioso ante la ausencia de una política de mercado. Creo que el mejor participante es el sector privado, por el hecho de que ya tiene el conocimiento, la tecnología, ya tiene la cadena comercial, las contrapartes, es más allá solamente de un proceso extractivo”, sostiene el experto de BTG Pactual.

Y agrega que “la gente piensa que sólo se extrae el mineral, pero hay un tema logístico grande, un esfuerzo comercial, un tema químico, de testeo entre el litio y el cátodo, el cátodo y la batería. Esto no es un commodity, este es un producto que tiene distintos tipos de requerimientos de parte de los fabricantes de cátodos “.

¿Qué piensa respecto del anuncio de la política nacional del litio?

-Siempre la competencia es buena. Puedes tener un actor estatal y creo que tener un actor más es positivo, pero ojalá que puedan ser varios. El Estado ya es socio de las empresas, no en el capital, pero retiene unas regalías importantísimas dentro de estas compañías. No está participando en la estructura accionaria, pero está siendo un beneficiario relevante en términos de pagos a través de regalías a Corfo. El Estado chileno recibió US$5.000 millones de SQM, y otros US$1.000 millones de Albemarle, entre impuestos y contribución total. Son los contribuyentes más importantes de este país.

¿La propuesta incentiva el ingreso de privados al mercado del litio?

-No. Desde mi punto de vista creo que no hay incentivos, porque hay una serie de elementos que deben ser aclarados, no hay un propuesta con detalles específicos, se ha hablado de manera ambigua de reservar activos estratégicos de interés del Estado, de mayor participación para privados en otros salares; hay muchos temas financieros y económicos que no han sido entregados. Pero hemos visto entrevistas a varios ministros y agentes relacionados, donde han dicho que quieren mantener las mismas rentas. Interpretamos que quieren mantener la misma estructura de regalías que han recibido hasta el minuto, y por otro lado dicen que quieren tener un control. Si están diciendo que mantendrán el royalty y además tendrán una participación en el proyecto, eso quiere decir que si antes un inversionista recibía 100 menos el 40% de royalty, ahora recibirá menos de 50. Y no sabemos si el Estado aportará con capital de proyecto, con capex por ejemplo.

¿Cuáles son las estimaciones para el litio en los próximos años?

-En 2020 el mercado del litio, medido en carbonato de litio equivalente, era de 330 mil toneladas. En 2022 el tamaño alcanzó las 750 mil toneladas, y este año debería ser un millón de toneladas. Al 2030 se estima 3,3 millones de toneladas. En 2020 las compañías automotrices desmantelaron parte de la capacidad de ensamblaje de autos a combustión, y eso ha impulsado lo que estamos viendo al día de hoy. Esto no es reversible, esto va. Estamos viendo una reacción de un cambio industrial en transición. El precio de largo plazo es de US$40 mil por tonelada para la próxima década. Lo que pasa es que hoy los nuevos proyectos tienen intensidades de capital superiores, entonces este número va subiendo a cada rato.

¿Hay actualmente reemplazo para la tecnología del litio?

-Hay una tecnología en particular que ha sido muy difundida, que es en base a sodio. Ha llamado mucho la atención del mercado, pero lo que el mercado no está viendo es que hay una serie de aspectos que requiere una batería: energía específica, densidad, vida útil, la temperatura operacional óptima y seguridad. La más relevante para todos, incluyendo el consumidor, es la densidad, y esta batería de sodio tiene entre 30% y 50% menos de densidad, es decir de almacenaje de energía. Y la vida de la batería también es menor.

¿Tiene sentido hacer baterías de litio en Chile?

-No hay ninguna excusa como para que un país como Chile, que tiene una ventaja energética en renovables, que tiene talento, capital humano y la mejor infraestructura en América Latina, no pueda aspirar a tener una batería. Quizás puedes partir por cátodos, lo vería como un crecimiento modular desde partes de la batería hasta las celdas completas, pero esa estrategia el Estado ni siquiera se la ha preguntado. Y además todo el mundo está pensando en vender a China, pero EE.UU. tiene una capacidad de ensamblaje de autos gigante, y México y Brasil tienen plantas de ensamblaje de buses. Eso de que ‘mi batería se vende en el hemisferio norte’, es falso. América Latina está haciendo su trabajo, hay demanda en el continente.

Fuente: La Tercera
Foto: La Tercera

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