La inauguración de Salares Norte marca el retorno del país al mapa aurífero mundial en medio de un alza histórica del metal precioso.
Un nuevo ciclo dorado en el mercado mundial
El oro atraviesa uno de los periodos más dinámicos de su historia reciente. El pasado 20 de octubre, el metal alcanzó un precio récord de US$ 4.377,9 por onza en el mercado spot, superando cualquier registro anterior y consolidándose como refugio financiero en un escenario de incertidumbre global. Según el World Gold Council, la tendencia alcista se inició a fines de 2022 y no muestra señales de agotamiento.
Los analistas coinciden en que la escalada responde a factores estructurales: la ralentización económica mundial, las tensiones comerciales derivadas de las políticas arancelarias de Estados Unidos y la depreciación del dólar. Los bancos centrales han comprado cerca de 1.000 toneladas anuales en los últimos tres años, duplicando su ritmo habitual.
En este contexto, Chile asoma nuevamente en el radar aurífero mundial gracias a la entrada en operación de Salares Norte, la mayor mina de oro inaugurada en el país en más de una década.
Salares Norte: el impulso que faltaba
Ubicada a 4.000 metros sobre el nivel del mar, en la comuna de Diego de Almagro (Región de Atacama), Salares Norte representa un hito para la minería nacional. Desarrollada por la sudafricana Gold Fields, es el primer proyecto aurífero “greenfield” construido desde cero en más de diez años.
Con una inversión de más de US$ 860 millones, la mina aportará unas 375.000 onzas anuales (alrededor de 10.600 kilos), lo que permitirá incrementar en torno a un 25% la producción nacional de oro y devolver a Chile al top 20 de productores mundiales.
“Chile representa apenas el 1,1% de la producción global, pero cuenta con el 6% de las reservas del planeta”, recordó Yunus Suleman, presidente de Gold Fields, durante la ceremonia de inauguración. El país, que en 1993 alcanzó el puesto número 12 entre los mayores productores, busca ahora retomar un liderazgo perdido frente a economías vecinas como Perú y México.
Entre el cobre, el litio y el oro olvidado
Durante las últimas décadas, el desarrollo del oro quedó relegado por la apuesta nacional al cobre y, más recientemente, al litio. Hoy, el 72% del oro chileno proviene como subproducto de faenas cupríferas, y solo un 28% procede de minas dedicadas exclusivamente al metal amarillo.
“El rezago se explica por yacimientos maduros, menores leyes de mineral y una política pública centrada en el cobre”, señala Patricio Faúndez, economista de GEM Mining Consulting. A esto se suman los altos costos, las complejidades en la obtención de permisos y la escasez de nuevos descubrimientos significativos.
El auge del precio, sin embargo, está revirtiendo ese escenario. El valor del oro se ha multiplicado por nueve en las últimas dos décadas, lo que vuelve a despertar el interés exploratorio.
El mapa aurífero chileno
Chile cuenta con operaciones activas y proyectos en desarrollo a lo largo del país. En el extremo norte destaca El Peñón, también de Pan American Silver, con más de 126.000 kilos producidos desde 1999. En el cinturón metalogénico de Maricunga, en Atacama, se concentran las mayores reservas y futuras expansiones: La Coipa, Lobo-Marte, Maricunga y Fénix Gold, además de Nueva Esperanza, impulsada por la australiana Kingsgate.
Más al sur, en la Región Metropolitana, opera la mina Florida en Alhué, una de las pocas cercanas a Santiago, mientras que en Aysén, Cerro Bayo —hoy paralizada— acumula un historial de 650.000 onzas producidas. Estos proyectos muestran la amplitud geográfica del potencial aurífero nacional.
Los precios y la nueva fiebre global
El oro no solo se ha transformado en refugio financiero sino también en un termómetro de la estabilidad mundial. JP Morgan proyecta que el precio promediará US$ 5.055 por onza en 2026, mientras que Goldman Sachs estima un cierre de US$ 4.900 para el mismo año. Ambas entidades descartan que el alza sea una burbuja, señalando fundamentos sólidos como la demanda de bancos centrales y fondos institucionales.
En opinión de Lina Thomas, estratega de materias primas de Goldman Sachs, “el oro se beneficia de la pérdida de confianza en el dólar y de la búsqueda de activos tangibles en un contexto de tensiones comerciales y políticas”.
Una oportunidad estratégica para Chile
El renacer de la minería aurífera coincide con un debate más amplio sobre diversificación productiva y soberanía minera. Con Salares Norte en marcha y nuevos proyectos en carpeta, Chile podría pasar de un papel marginal al de proveedor relevante en un mercado de precios récord.
No obstante, el desafío será sostener una estrategia que equilibre competitividad, sostenibilidad y valor agregado, en un escenario donde la competencia internacional y los criterios ambientales son cada vez más exigentes.
El oro, históricamente símbolo de riqueza y poder, vuelve a brillar para Chile. Pero su futuro dependerá de si el país logra convertir esta nueva fiebre dorada en un desarrollo duradero y no solo en un ciclo pasajero.

