Si bien históricamente la incorporación de nuevas tecnologías en la industria minera ha sido con una mirada más conservadora, el coronavirus ha acelerado el uso de soluciones ligadas a la Cuarta Revolución Industrial.
Para el académico de la Pontificia Universidad Católica de Chile y Universidad de Chile, y Gerente General de GEM, Juan Ignacio Guzmán, existen dos fuerzas contrapuestas que están operando actualmente en la industria minera local, al momento de evaluar la incorporación de nuevas tecnologías en el sector con el fin de mantener la producción, en un escenario donde la pandemia por coronavirus ha golpeado a gran parte del sector a nivel global. “Por un lado, la caída en los precios de los commodities, gatillados por la caída en la demanda, está haciendo que las empresas mineras reduzcan sus gastos e inversiones, y las inversiones en tecnología suele ser una de las áreas afectadas por estos recortes. Pero, por otro lado, la pandemia nos ha impuesto el ‘trabajo a distancia’, lo que debiese acelerar la incorporación de algunas tecnologías de la Cuarta Revolución Industrial”.
El experto, que lideró la Comisión Minería 4.0 del Centro de Estudios del Cobre y la Minería, grupo que recientemente presentó el documento “Hacia una minería 4.0: recomendaciones para impulsar una industria nacional inteligente”, explica que esta aceleración en la incorporación de estas soluciones, en el corto y mediano plazo, se concentrarán en aquellas que “permitan reemplazar al ser humano en la operación”, tomando en consideración que la industria ha reducido la dotación de personal en un 36% en promedio, como medida para permitir el distanciamiento social y evitar los contagios.
De acuerdo al documento elaborado por la Comisión Minería 4.0, existen 77 tecnologías asociadas a la Cuarta Revolución Industrial, asociadas a la inteligencia artificial, la robótica o el internet de las cosas, entre otras. Éstas fueron distribuidas en cuatro áreas de la cadena de valor del negocio minero: Exploración y Geociencias, Extracción, Procesamiento y Servicios. Si bien la penetración de estas soluciones en el sector ha sido asimétrica y lenta, la pandemia ha hecho que la industria acelere la puesta en marcha de ciertas tecnologías que faciliten el trabajo remoto.
Así lo confirma Guzmán: “desde las geociencias al cierre de minas, pasando por toda la cadena de valor, el foco de la industria se ha puesto en disminuir la dependencia ‘física’ del ser humano, para que éste se concentre en áreas de mayor valor. Sin embargo, en la mina propiamente tal, y los procesos de extracción (perforación, tronadura, carguío, transporte), todavía queda bastante espacio por desarrollar”.
Luz de alerta
De acuerdo al documento elaborado por la Comisión, los cuatro actores que deben participar, de forma coordinada en esta incorporación de tecnologías para asegurar la transición a la minería 4.0 de forma exitosa, son las empresas mineras, los proveedores, la academia y el Estado. Sin embargo, estos actores han tenido una participación dispar ante la aceleración de la incorporación de estas soluciones.
“Creo que la pandemia ha generado algún tipo de respuesta solo en el caso de las empresas mineras y ciertos proveedores”, explica el académico. “El Estado ha estado mucho más enfocado en controlar la emergencia sanitaria, y la academia está completamente sobrepasada debido al cambio de clases desde una orientación presencial a una telepresencial”.
Para la Comisión, el rol de los cuatro actores es esencial para asegurar el éxito de la transición a la minería 4.0, que permitirán no sólo mejorar la productividad, sino que cuidar a los trabajadores y facilitar el camino hacia una minería verde.
“En la medida que esta pandemia y sus efectos perduren en el tiempo, no tengo ninguna duda de que los distintos actores involucrados buscarán la forma de incorporar las tecnologías que hagan posible y más productivo su trabajo en el futuro”, dice Guzmán.
En este sentido, las principales recomendaciones que hace la Comisión, en cuanto a los roles de la Academia y el Estado, se relacionan con la generación de nuevas soluciones que excedan las capacidades de la industria, en el caso del primero; y a incentivar el uso de los distintos mecanismos de financiamiento de los que dispone, además de generar instrumentos que permitan potenciar el conocimiento de este tipo de tecnologías en la industria, y desarrollar las capacidades y habilidades asociadas al conocimiento, en el caso del segundo.
Sin embargo, distintas razones han impedido que el Estado juegue ese papel. “Creo que esta pandemia y la crisis social arrastrada desde hace meses, está debilitando de forma exponencial a la institucionalidad chilena, y veo difícil que ésta se recupere sin un pacto de cooperación entre los distintos actores políticos (gobierno, oposición, líderes de opinión, organizaciones gremiales, etc.). Si el Estado se encuentra ‘enfermo’, difícilmente cumplirá con un rol activo en el desarrollo tecnológico de la industria minera, clave para el desarrollo del país en las próximas décadas”, finaliza.