El auge global de centros de datos, sumado a interrupciones mineras y tensiones comerciales, configura el escenario más estrecho para el mercado del cobre desde 2009, según proyecciones de analistas.
Un rally histórico impulsado por la inteligencia artificial
El cobre continúa escalando posiciones en los mercados internacionales y ya bordea los US$12.000 por tonelada métrica, un nivel impulsado por la combinación de fuerte demanda —principalmente asociada al crecimiento explosivo de la inteligencia artificial (IA)— y limitaciones en la oferta global del metal.
Los precios han subido 35% en lo que va corrido del año, encaminándose a su mayor incremento anual desde 2009. Este avance responde al papel crítico del cobre como insumo esencial para redes eléctricas, centros de datos, vehículos eléctricos y otras infraestructuras de la transición energética, donde su conductividad resulta insustituible.
El viernes, el precio alcanzó los US$11.952, consolidando un ciclo alcista que se ve reforzado por la percepción de que la demanda futura seguirá expandiéndose al ritmo del despliegue global de tecnologías de IA.
Centros de datos, redes eléctricas y un mercado al límite
La inversión masiva para modernizar y ampliar redes eléctricas está detrás del aumento estructural de la demanda. Los centros de datos de última generación requieren enormes cantidades de energía y, por extensión, de cableado y componentes donde el cobre es dominante.
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A este impulso se suma la transición energética: sistemas solares, parques eólicos y almacenamiento energético, todos intensivos en cobre. Macquarie estima que la demanda global alcance 27 millones de toneladas en 2025, un 2,7% más que en 2024, con China creciendo 3,7% como principal consumidor. Para el resto del mundo, proyecta un avance cercano al 3% el próximo año.
Oferta restringida por accidentes, recortes y acumulación en EE.UU.
El repunte se produce en un contexto de oferta presionada. En septiembre, un accidente en Grasberg —una de las mayores minas del mundo, operada por Freeport McMoRan— interrumpió parte de la producción. Paralelamente, mineras como Glencore han ajustado sus proyecciones, anticipando menores volúmenes a partir de 2026.
Esta combinación se refleja en las estimaciones: una encuesta de Reuters proyecta un déficit de 124.000 toneladas para este año y 150.000 toneladas para 2026, reforzando la narrativa de un mercado ajustado.
A pesar del déficit estructural, los inventarios totales en las bolsas —LME, Comex y Shanghái— han aumentado un 54% en el año, llegando a 661.021 toneladas. El alza responde al acopio masivo en Estados Unidos, donde los precios en Comex resultan más altos debido a la expectativa de aranceles. Solo en esa plaza, las existencias alcanzaron su máximo histórico: 405.782 toneladas, equivalentes al 61% del total global.
El rol de los inversionistas y los nuevos productos financieros
El entusiasmo por la IA no solo impulsa el consumo físico del metal, sino también los flujos financieros. Inversionistas que buscan exposición amplia a la cadena de valor tecnológica están ingresando a ETFs respaldados por cobre físico, explicó Daan de Jonge, analista de Benchmark Mineral Intelligence.
Este año, el fondo de Sprott Asset Management, el primero de su tipo respaldado íntegramente por cobre físico, ha acumulado casi 10.000 toneladas y se ha apreciado un 46%, llegando a cerca de CA$14 por unidad.
Perspectivas
Aunque el cobre refinado quedó exento temporalmente de los aranceles de importación del 50% que entraron en vigor en EE.UU. el 1 de agosto, la situación permanece bajo revisión y se espera una actualización en junio. En este escenario, los analistas coinciden: mientras la demanda vinculada a centros de datos, energías limpias y electrificación siga creciendo, y la oferta enfrente obstáculos, el mercado continuará mostrando señales de estrechez.
