El cobre supera los US$ 5 por libra y marca un hito histórico para Chile

El metal rojo alcanza máximos nunca vistos en Londres y Nueva York, impulsado por la escasez global de oferta y consolidándose como un salvavidas para las finanzas públicas nacionales.

El cobre, emblema de la economía chilena, volvió a situarse en el centro de la atención mundial tras romper la barrera psicológica de los US$ 5 por libra, alcanzando un valor inédito de US$ 5,02 en la Bolsa de Metales de Londres (LME). Este nuevo máximo histórico consolida una racha alcista que ha elevado el precio del metal rojo más de 27% en lo que va de 2025, según datos de la Comisión Chilena del Cobre (Cochilco).

El cobre, principal fuente de ingresos fiscales de Chile, se convierte nuevamente en un bálsamo financiero en medio de las tensiones globales y los problemas de oferta minera.

Un récord que beneficia directamente a las arcas fiscales

El repunte del cobre llega en un momento crucial para el país, con una economía que busca consolidar su crecimiento tras varios años de restricciones fiscales y caída en la inversión pública. De acuerdo con estimaciones preliminares del Ministerio de Hacienda, cada centavo adicional en el precio promedio anual del cobre representa ingresos fiscales del orden de US$ 60 millones, por lo que este nuevo máximo histórico otorga un margen importante de alivio para las cuentas públicas.

El metal rojo, que representa cerca del 50% de las exportaciones chilenas, refuerza el flujo de ingresos tanto por la tributación minera como por los dividendos de Codelco, que podría cerrar el ejercicio con una producción más baja, pero con un impacto positivo en sus utilidades debido al repunte de precios.

El contexto internacional: tensiones y menor oferta

La escalada del precio del cobre no responde únicamente a factores financieros. En el mercado físico, las interrupciones de producción en grandes faenas mineras han reducido la oferta disponible, impulsando el valor del metal a niveles sin precedentes.

La paralización en la mina Grasberg, en Indonesia —la segunda más grande del mundo después de Escondida—, ha sido el detonante de esta tendencia. Desde que Freeport-McMoRan declaró fuerza mayor en la operación, el cobre ha escalado 12,2%.

A ello se suman dificultades en otras minas de relevancia global, entre ellas El Teniente, en Chile, que aún no ha retomado plenamente su actividad tras el accidente ocurrido a fines de julio. Estos eventos han restringido la oferta internacional, generando un escenario de escasez temporal, mientras la demanda por cobre refinado se mantiene firme en sectores como la electromovilidad, la infraestructura verde y la energía renovable.

El efecto en los mercados financieros

El comportamiento del cobre se inscribe en una semana de máximos históricos para los mercados globales. La Bolsa de Santiago, al igual que Wall Street, registra sus mayores niveles en la historia reciente, mientras la tecnológica Nvidia alcanzó una valorización récord superior a los US$ 5 billones.

En este contexto, el cobre ha replicado el entusiasmo bursátil, cotizándose también al alza en el mercado de futuros de Nueva York (Comex), donde la libra subió 1,6% hasta los US$ 5,57, acumulando un incremento de 30,99% en lo que va del año.

La dinámica refleja el optimismo de los inversionistas ante la reducción de inventarios y las expectativas de una recuperación industrial sostenida en China y Estados Unidos, principales consumidores del metal.

Impacto en Chile: proyecciones y oportunidades

En Chile, el alza del cobre genera expectativas positivas en el sector minero y fiscal, aunque también plantea desafíos en términos de gestión de rentas extraordinarias y diversificación productiva.

Economistas y analistas coinciden en que, si el precio del metal se mantiene sobre los US$ 4,80 por libra durante el último trimestre del año, el país podría duplicar sus ingresos fiscales proyectados por cobre, lo que entregaría margen para impulsar la inversión pública y reducir el déficit estructural.

Sin embargo, advierten que la volatilidad del mercado y la dependencia del ciclo minero obligan a fortalecer los mecanismos de ahorro, como el Fondo de Estabilización Económica y Social (FEES), con el fin de amortiguar los efectos de eventuales caídas futuras.

Por otra parte, las empresas mineras privadas —como BHP, Anglo American y Antofagasta Minerals— evalúan acelerar proyectos de expansión y retomar inversiones postergadas, aprovechando los altos precios y el favorable entorno financiero internacional.

Perspectivas: ¿un nuevo superciclo del cobre?

El debate sobre si el mercado del cobre está iniciando un nuevo superciclo vuelve a cobrar fuerza. Expertos del sector estiman que la combinación de alta demanda estructural —impulsada por la transición energética global— y restricciones de oferta podría sostener precios por sobre los US$ 4,50 durante varios años.

Analistas de Goldman Sachs y Cochilco coinciden en que la brecha entre oferta y demanda se mantendrá en aumento hacia 2026, a medida que el mundo avance hacia una electrificación acelerada y un consumo creciente de metales críticos.

En ese escenario, Chile reafirma su papel como proveedor clave de cobre para el mundo, con desafíos crecientes en materia de sostenibilidad, innovación tecnológica y disponibilidad hídrica.

Un impulso coyuntural con efectos estructurales

El repunte del cobre es, sin duda, una buena noticia para la economía chilena, pero también un recordatorio de su dependencia estructural de este recurso. Si bien los altos precios entregan oxígeno a las finanzas públicas, también subrayan la necesidad de avanzar hacia una gestión estratégica de la renta minera y una diversificación económica de largo plazo.

Por ahora, el récord de US$ 5,02 por libra marca un hito histórico y un motivo de optimismo: el metal rojo vuelve a brillar, impulsando los ingresos fiscales y posicionando a Chile, una vez más, como epicentro del mercado global del cobre.

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