El consumo mundial de carbón aumentó un 2% el año pasado, el mayor crecimiento desde 2016

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Aumento sin precedentes de la capacidad de energía a partir del carbón

A pesar de las adiciones récord de energía renovable, se ha puesto en marcha casi 70 gigavatios (GW) de nueva capacidad de energía a partir del carbón en todo el mundo el año pasado. China lidera este aumento con la puesta en marcha de 47.4 GW, seguida de cerca por otras regiones. Este crecimiento contrasta con la tendencia anterior de disminución en la capacidad de generación de energía a partir del carbón.

Desafíos para la transición energética

Desde la firma del Acuerdo de París en 2015, 25 países han reducido su capacidad de generación de energía a partir del carbón, pero otros 35 la han aumentado. Flora Champenois, autora principal del informe de GEM, enfatiza que aunque hay progresos, se requieren acciones más decisivas para alcanzar los objetivos climáticos establecidos en el acuerdo.

La urgencia de la eliminación del carbón

Para mantener el aumento de la temperatura global por debajo del umbral crítico de 1.5 grados Celsius, la capacidad de generación de energía a partir del carbón debe eliminarse para 2040, según estimaciones de la Agencia Internacional de Energía (IEA). Sin embargo, el ritmo actual de cierre de plantas de carbón está lejos de alcanzar esta meta, lo que presenta un desafío significativo para la comunidad internacional.

China como actor clave

China desempeña un papel crucial en esta dinámica, con más de 400 GW de capacidad de generación de energía a partir del carbón en desarrollo. A pesar de las preocupaciones sobre la seguridad energética, la tasa de retiro de plantas de carbón en China ha disminuido, lo que plantea riesgos financieros considerables a largo plazo.

Advertencia sobre las decisiones actuales

Los recientes proyectos de construcción de plantas de carbón en China, con la consigna de «construir primero y modificar después», sugieren una estrategia de suministro energético a corto plazo. Sin embargo, Champenois advierte que esta táctica conlleva riesgos y costos significativos, especialmente cuando existen alternativas viables para abordar la seguridad energética y cumplir con los objetivos climáticos.

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