Un nuevo estudio alerta sobre el impacto ambiental de la minería submarina en regiones clave del ecosistema oceánico mundial.
Consecuencias críticas para la zona crepuscular
Investigaciones recientes publicadas en Nature Communications advierten que los sedimentos generados por la minería submarina podrían afectar gravemente la zona crepuscular del océano, una región que alberga peces, medusas y calamares esenciales para la red alimentaria marina. Según investigadores de la Universidad de Hawái, las plumas de sedimentos provenientes de pruebas mineras en la Zona Clarion-Clipperton (CCZ), un área extensa del Pacífico, impactarían a más del 50% del zooplancton y hasta un 60% del micronekton, organismos fundamentales para la sostenibilidad trófica.
El autor principal del estudio, Michael Dowd, describió la magnitud del impacto: “Cuando los desechos liberados por la minería entran al océano, el agua se vuelve tan turbia como el lodo del río Misisipi. Esto diluye las partículas naturales y nutritivas que normalmente consumen los diminutos organismos marinos”. Este fenómeno podría llevar a lo que los expertos denominan un efecto de “comida chatarra” en la cadena alimentaria submarina, alterando un sistema que regula el ciclo del carbono de forma crítica. La zona crepuscular, ubicada entre los 200 y 1.500 metros de profundidad, resulta altamente sensible a la calidad del agua y la disponibilidad de nutrientes.
Desafíos para la transición energética y el equilibrio ambiental
Pese a las advertencias, alrededor de 1,5 millones de km² de la CCZ ya están bajo licencias de exploración minera. Este panorama ocurre en un contexto de creciente demanda de minerales críticos como el cobre, níquel y litio, esenciales para la transición energética. Según la Agencia Internacional de Energía (AIE), la demanda de estos minerales podría aumentar entre un 40% y más del 90% en los próximos años. En palabras de Brian Popp, profesor de ciencias de la Tierra en la Universidad de Hawái, “este es nuestro momento para tomar decisiones informadas” sobre la regulación de los desechos y el impacto en ecosistemas marinos profundos.
En contraste, algunas compañías y estudios recientes sugieren que una recuperación ambiental en las zonas afectadas sería posible. La empresa The Metals Company (TMC) afirma que la restauración ecológica podría lograrse en décadas utilizando medidas de mitigación como dejar ciertos nódulos sin explotar para favorecer la recolonización. Gerard Barron, CEO de TMC, indicó que “la recuperación no solo es posible, sino probable en cuestión de décadas”. Sin embargo, los críticos mantienen una postura cautelosa, destacando la necesidad de una evaluación detallada antes de proceder con operaciones comerciales a gran escala.

