La falta de autosuficiencia en materias primas críticas en Europa constituye una vulnerabilidad estratégica”.
Un diagnóstico severo desde la industria minera
Un mensaje claro y directo emitió el director ejecutivo de Boliden, Mikael Staffas: la Unión Europea debió actuar hace una década para asegurar el acceso a tierras raras. Su reflexión surge tras el anuncio de la Comisión Europea de impulsar €3.000 millones destinados a 25 proyectos vinculados a minerales críticos, un esfuerzo que el sector valora, pero considera insuficiente frente al retraso acumulado.
La preocupación no es menor. Las tierras raras sustentan tecnologías esenciales —desde smartphones hasta vehículos eléctricos— y China mantiene un dominio contundente en su procesamiento, con más del 90% de la producción mundial. Frente a nuevas restricciones de exportación aplicadas por Pekín, crece la inquietud en Europa por la dependencia externa. En palabras de Staffas, “la falta de autosuficiencia en materias primas críticas en Europa constituye una vulnerabilidad estratégica”, un diagnóstico que también comparten otros actores del sector.
La respuesta regulatoria europea: avances, pero de alcance limitado
El marco normativo ha comenzado a avanzar con el Critical Raw Materials Act, aprobado recientemente, aunque la industria asegura no haber visto aún efectos sustantivos. Staffas sostiene que se trata apenas de “un pequeño paso” dentro de un proceso que requerirá múltiples medidas coordinadas si Europa aspira a recuperar independencia en el abastecimiento de recursos clave.
Coincide con esta visión el director ejecutivo de Aurubis, Toralf Haag, quien señaló que los impactos concretos del nuevo marco legal todavía no se materializan, aunque reconoce que podría generar beneficios en el largo plazo. La ejecución efectiva de proyectos, aseguran, será determinante.
El problema: priorización restringida y fondos insuficientes
Si bien Boliden produce minerales incluidos en la lista prioritaria de la UE —como cobre y níquel—, la empresa no observa beneficios inmediatos del nuevo paquete, dado que la iniciativa se concentra sobre todo en tierras raras. La compañía reconoce que no cuenta con proyectos en esa categoría y que, por lo tanto, está fuera del foco principal del programa.
Incluso si el monto anunciado fuera destinado íntegramente a una sola firma, sería insuficiente para un sector caracterizado por inversiones intensivas. Staffas ilustra este punto afirmando que los €3.000 millones solo cubrirían cerca de dos años del gasto de capital regular de Boliden. Un ejemplo concreto: la minera sueca prevé desembolsar 15.000 millones de coronas suecas (US$1.6 mil millones) en 2026, cifra que supera ampliamente los apoyos disponibles a nivel europeo.
Un desafío estructural para la competitividad del bloque
El impulso de Bruselas evidencia la creciente comprensión del riesgo estratégico asociado a la dependencia de proveedores externos. Sin embargo, la industria europea insiste en que la reconfiguración de la cadena de suministro será un esfuerzo de largo aliento, que exigirá no solo financiamiento robusto, sino también permisos más ágiles, inversiones sostenidas y coordinación política.
La hoja de ruta ya está delineada: diversificación, autonomía y resiliencia. Pero, como advierten desde el sector, el tiempo perdido difícilmente se recupere sin una aceleración significativa en las decisiones y en la ejecución de proyectos concretos.

