La empresa estadounidense confirmó que la indagatoria sobre el flujo de lodo que causó la muerte de siete trabajadores llegó a su fin. Las autoridades indonesias entregaron una serie de recomendaciones para reforzar la seguridad en las operaciones mineras del complejo Grasberg.
Freeport Indonesia, filial de Freeport-McMoRan, anunció este viernes que concluyó la investigación sobre el flujo de lodo ocurrido el pasado 8 de septiembre en su mina de cobre y oro Grasberg, en la provincia indonesia de Papúa. El accidente, uno de los más graves registrados en el yacimiento, costó la vida a siete trabajadores y provocó la suspensión temporal de algunas operaciones subterráneas.
La compañía indicó que recibió recomendaciones de mejora por parte del Ministerio de Energía y Recursos Minerales de Indonesia, las cuales se encuentran en proceso de implementación. “PT Freeport Indonesia ha recibido recomendaciones para mejorar sus procesos y está dando seguimiento a todas ellas”, señaló la portavoz Katri Krisnati en un comunicado oficial, sin precisar los detalles técnicos de las medidas sugeridas.
Evaluación oficial del siniestro
El viceministro de Minería, Yuliot Tanjung, declaró a la prensa local que su cartera está realizando una evaluación independiente para determinar las causas raíz del incidente, incluyendo la posibilidad de negligencia o incumplimiento normativo. Aún no se ha aclarado si esta revisión ministerial constituye una investigación separada o complementaria al proceso interno realizado por la compañía.
El siniestro ocurrió cuando aproximadamente 800.000 toneladas métricas de material húmedo colapsaron en el área del Grasberg Block Cave (GBC), una de las secciones más importantes del complejo minero.
Reanudación gradual de las operaciones
De acuerdo con un reporte presentado por la matriz Freeport-McMoRan ante la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos (SEC), las minas Big Gossan y Deep Mill Level Zone, también situadas en el complejo Grasberg, reanudaron operaciones a fines de octubre, al no haber sido afectadas por el flujo de lodo.
En cuanto a la unidad Grasberg Block Cave, la empresa anticipó una reactivación progresiva de las faenas hacia 2026, año en que se espera retomar la plena capacidad productiva. Según las proyecciones de Freeport Indonesia, esta mina representa cerca del 70% del volumen estimado de cobre y oro de la compañía hasta 2029.
Un activo estratégico para Indonesia
El complejo minero Grasberg, ubicado a más de 4.000 metros de altitud, es considerado una de las mayores reservas de cobre y oro del mundo y constituye un pilar esencial de la economía indonesia. Desde que el Estado aumentó su participación en el capital de la empresa en 2018, el proyecto ha sido objeto de un mayor escrutinio regulatorio y de un refuerzo en las normas de seguridad y sostenibilidad ambiental.
Analistas del sector destacaron que el incidente podría derivar en una revisión integral de los protocolos de seguridad subterránea y en un mayor control gubernamental sobre las operaciones privadas en Papúa, una región históricamente sensible por tensiones sociales y ambientales.
Perspectivas a futuro
Freeport Indonesia reafirmó su compromiso con las autoridades locales y con los trabajadores afectados, destacando que el cumplimiento de las recomendaciones ministeriales es prioritario para garantizar la continuidad y seguridad de las operaciones.
Pese a la interrupción temporal, la empresa mantiene sus proyecciones de producción anual y confía en que la modernización de los sistemas de drenaje y monitoreo geotécnico contribuirá a reducir los riesgos en futuras etapas de explotación.

