En lo alto de la cordillera de los Andes, a más de 3.500 metros de altura, Argentina ha dado luz verde a Los Azules, uno de los proyectos de cobre más ambiciosos del continente. La iniciativa, desarrollada por McEwen Copper, filial de McEwen Mining, contempla una inversión inicial de US$ 2.7 mil millones y fue oficialmente incorporada al Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI), según anunció el ministro de Economía Luis Caputo.
La decisión marca un hito para la minería argentina, que tras el cierre de Alumbrera en 2018 había quedado fuera de un mercado estratégico dominado por Chile y Perú. Con este paso, el gobierno de Javier Milei busca reinsertar al país en la cadena global del cobre, apuntando a generar exportaciones por US$ 1.1 mil millones anuales y más de 3.500 empleos directos e indirectos.

Tecnología y sostenibilidad en la altura andina
A diferencia de los métodos tradicionales de flotación, Los Azules adoptará la lixiviación, técnica que permitirá reducir en 83% el uso de agua. Este enfoque resulta clave en un contexto de crecientes tensiones hídricas en zonas altoandinas y busca fortalecer la licencia social del proyecto.
McEwen Copper estima que la inversión total podría alcanzar los US$ 3 mil millones en tres a cuatro años, con inicio de producción de cátodos de cobre en 2029. El estudio de factibilidad se publicará próximamente y abarcará al menos dos décadas de operación.
Socios estratégicos: Stellantis y Rio Tinto
El proyecto cuenta con respaldo internacional de peso. Stellantis, gigante automotriz global, posee el 18,3% de participación, lo que refleja la creciente vinculación entre la electromovilidad y la minería de minerales críticos. A su vez, Nuton, subsidiaria de Rio Tinto, controla el 17,2% del capital, aportando experiencia y solvencia financiera.
Con su incorporación al RIGI, Los Azules se convierte en el octavo proyecto aprobado bajo este esquema, que ya suma US$ 15.7 mil millones en inversiones comprometidas.
San Juan, epicentro del cobre argentino
La provincia de San Juan, conocida por su producción aurífera, suma ahora protagonismo en el cobre. La llegada de un proyecto de esta magnitud implica infraestructura, capacitación laboral, encadenamientos productivos y diversificación económica en una región históricamente relegada en materia industrial.
Si el proyecto logra asegurar financiamiento y permisos, Argentina podría volver a figurar entre los productores de cobre hacia 2030, en un contexto global marcado por la creciente demanda de minerales estratégicos.
Los Azules, con su enfoque ambiental, socios internacionales y un marco fiscal favorable, podría convertirse en un referente continental de minería de altura y posicionar a Argentina como un actor clave en la transición energética global.