Potencial inmovilizado: Criterios ESG detienen el 25% del suministro mundial de cobre; Perú, EE. UU. y Chile son clave

Un informe reciente respalda esta conclusión, señalando que 6.4 millones de toneladas de producción de cobre permanecen inaccesibles en el mercado global a causa de desafíos ligados a criterios ESG (Ambientales, Sociales y de Gobernanza). Según el autor del estudio, “la reactivación de tan solo una parte de esta capacidad no explotada exigirá el establecimiento de licencias sociales auténticas».

Cifras oficiales de Cochilco revelan que en 2024, la producción global de cobre totalizó 22.804 millones de toneladas (Mt). Dicha producción estuvo encabezada por Chile, Perú y China, donde nuestro país aportó el 24% del volumen general.

Actualmente, el abastecimiento mundial del metal rojo está bajo presión debido a varios elementos bien identificados por la industria minera. Estos incluyen incidentes en minas como Grasberg, El Teniente y Kamoa-Kakula, además de la inseguridad fiscal en EE. UU. y las decisiones de política monetaria adoptadas por la Reserva Federal estadounidense.

BHP, la principal empresa productora de cobre a escala global, publicó en 2024 (con datos actualizados a septiembre) un estudio titulado “cómo el cobre moldeará nuestro futuro”, donde estima que para 2050 la demanda global de este metal aumentará en un 70%, llegando a aproximadamente 50.000 millones de toneladas anuales, lo que implica una tasa de crecimiento promedio del 2% cada año.

Bajo este contexto, la industria ha explorado diversas tácticas para incrementar la extracción de cobre sin incurrir en cuantiosas erogaciones de capital. Pruebas claras de esta tendencia son el proyecto de minería compartido entre Codelco y Anglo American (Andina y Los Bronces), y la consolidación de Anglo American y Teck.

Análisis de la Capacidad de Producción Paralizada

No obstante, existe un inmenso volumen de cobre con capacidad de producción paralizada. Un informe elaborado por Patricio Faúndez, el líder de economía en GEM Mining Consulting, cuantifica en 6.4 millones de toneladas la capacidad de producción de cobre que se encuentra marginada del mercado debido a dificultades relacionadas con los criterios ESG (siglas en inglés para Ambiental, Social y Gobernanza).

Los países con el mayor potencial de producción de cobre en esta situación son Perú, Estados Unidos y Chile. El análisis identificó y catalogó 33 iniciativas suspendidas o paralizadas, cada una con una expectativa de producción anual superior a las 50.000 toneladas.

El reporte de GEM afirma que “la liberación de una porción, por pequeña que sea, de esta capacidad inactiva generaría un impacto enorme en la estabilidad del mercado, contribuyendo a mitigar los riesgos de desabastecimiento en el transcurso de la transición energética”.

Los porcentajes del potencial de cobre inactivo se distribuyen así: Perú (31%), Estados Unidos (12%) y Chile (11%) ocupan las primeras posiciones. El estudio detalla que “estos tres países poseen vastas reservas de cobre que no están siendo explotadas, no por impedimentos geológicos, sino por barreras ESG”. Concluye que, “si se superan, estas iniciativas tienen la capacidad de modificar radicalmente el escenario global de la producción de cobre”.

En el caso específico de Perú, el volumen de iniciativas de cobre paralizadas es equivalente a lo que produce anualmente. De hecho, si estos proyectos se pusieran en marcha, Perú ascendería nuevamente al segundo puesto entre los mayores productores de cobre del planeta, con una producción superior a 4 Mt, superando a la República Democrática del Congo, cuya producción es de 3 Mt, de acuerdo con el anuario de Cochilco.

En cuanto a Estados Unidos, el reporte señala que el cobre que deja de producirse anualmente por la suspensión de proyectos podría disminuir la diferencia entre la producción doméstica primaria y la demanda interna de la nación.

En Chile, la producción se ha mantenido estable en alrededor de 5.5 millones de toneladas anuales durante más de veinte años, habiendo alcanzado su pico histórico en 2018 con 5.8 millones de toneladas.

El informe técnico de GEM sostiene que “la puesta en marcha de estas iniciativas postergadas posibilitaría que Chile rebase la marca de los 6 Mt, reafirmando su posición de liderazgo mundial como el principal productor de cobre y resolviendo uno de los retos estructurales más significativos para su sector minero”.

Entre los 33 proyectos paralizados o suspendidos que fueron examinados (con un promedio de producción estimado en 200 ktpa —kilotoneladas por año— por iniciativa), tres destacan por su magnitud: La Granja en Perú (500 ktpa), Resolution en Estados Unidos (450 ktpa) y El Pachón en Argentina (400 ktpa). Todos ellos enfrentan dificultades relacionadas con los criterios ESG.

Específicamente, La Granja —que constituye una de las reservas de cobre más extensas de Perú— ha sido objeto de intensa resistencia social y ambiental desde su adquisición por Rio Tinto en 2006, según detalla el estudio. Manifestaciones entre 2008 y 2009, motivadas por preocupaciones sobre el riesgo de contaminación, la falta de transparencia y el uso de suelo, culminaron con la anulación de la planta piloto ubicada en Reque.

Por su parte, el proyecto Resolution Copper en Arizona lleva más de dos décadas inmerso en una disputa debido a la oposición de comunidades indígenas y ambientalistas al desarrollo de Oak Flat, un territorio considerado sagrado para el pueblo apache. En el caso de El Pachón, su paralización se debe principalmente a la obtención de permisos ambientales y a cuestiones relativas a la salvaguarda de glaciares.

Patricio Faúndez enfatiza que “la industria del cobre debe asumir que las principales restricciones para el nuevo suministro no radican únicamente en aspectos geológicos, sino también en factores ESG”.

El experto agrega que “para liberar incluso una porción mínima de esta capacidad detenida, será imprescindible generar licencias sociales legítimas, adaptarse a normativas ambientales más rigurosas y gestionar operaciones dentro de escenarios políticos de creciente inestabilidad”.

Finalmente, Faúndez concluye que “solo mediante el afrontamiento directo de estos obstáculos, la industria podrá aspirar a reducir la disparidad entre la demanda en ascenso y la oferta restringida en el transcurso de las próximas décadas”.

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