Una tecnología emergente en Australia promete una minería de oro más limpia y segura, sin el uso de cianuro.
Hacia una minería más verde
En una respuesta innovadora a los desafíos ambientales y de seguridad en la minería, el Commonwealth Scientific and Industrial Research Organisation (CSIRO) en Australia ha desarrollado una tecnología que transforma radicalmente el proceso de extracción de oro. Tradicionalmente, este proceso requiere grandes cantidades de cianuro, un químico eficaz pero altamente peligroso, utilizado para separar el oro de otros minerales. La nueva tecnología no solo recupera y reutiliza el cianuro, sino que también reduce significativamente la cantidad de residuos tóxicos producidos, representando un avance crucial hacia una minería menos perjudicial para el medio ambiente.
La ventaja principal de esta tecnología es su capacidad para reciclar el cianuro dentro del mismo circuito de extracción, una innovación que dista mucho de los métodos convencionales que desechan este compuesto tras su uso, lo que frecuentemente resulta en contaminación. Además, este sistema permite la extracción de otros metales valiosos presentes, como el cobre, y minimiza la carga química en los residuos, previniendo así riesgos de filtraciones o desastres ambientales. En términos de implementación, la tecnología es adaptable a las infraestructuras ya existentes, lo cual facilita su integración sin necesidad de grandes modificaciones estructurales.
Ventajas ecológicas y sociales
El desarrollo de esta tecnología de reciclaje de cianuro no sólo tiene profundas implicaciones ecológicas, sino también beneficios sociales considerables. Al reducir la necesidad de transportar cianuro, se disminuyen tanto los riesgos asociados a su logística como las emisiones de carbono involucradas en su movilización. Este avance resulta en menos tráfico de transporte pesado, lo que reduce la contaminación ambiental y mejora la seguridad en áreas especialmente vulnerables o de alta sensibilidad ecológica.
Desde el punto de vista social, la nueva tecnología mejora la seguridad de los trabajadores en las minas, contribuyendo a una reducción significativa de los conflictos comunitarios vinculados a la actividad minera. Además, los relaves más limpios prometen un impacto positivo en los ecosistemas locales, con suelos más seguros y aguas más limpias, lo que implica un beneficio directo para la biodiversidad local y una disminución en la huella tóxica de la minería. Este enfoque integral podría ser especialmente transformador para la minería artesanal, ofreciendo alternativas más seguras y accesibles que podrían reemplazar el uso del perjudicial mercurio.