El cobre supera los US$12.000 la tonelada por primera vez impulsado por aranceles y restricciones de oferta

Por:
Cristian Recabarren Ortiz
Editor Senior Revista Digital Minera
Fundador y Editor de Revista Digital Minera, Ingeniero de Minas apasionado por la Tecnología e Innovación.
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El metal rojo anota su mayor avance anual desde 2009 en medio de disrupciones mineras globales y crecientes tensiones comerciales.

El precio del cobre alcanzó este lunes un nuevo máximo histórico al superar por primera vez la barrera de los US$12.000 la tonelada, en un contexto marcado por restricciones severas de oferta y distorsiones comerciales asociadas a la agenda arancelaria del presidente de Estados Unidos, Donald Trump. En la Bolsa de Metales de Londres (LME), la cotización llegó a escalar hasta los US$12.159,50 por tonelada, acumulando un alza cercana al 40% en lo que va del año.

La posibilidad de que Washington imponga aranceles al cobre se ha transformado en un factor central del rally. Anticipándose a eventuales barreras comerciales, importadores estadounidenses han incrementado de forma significativa sus compras, provocando una competencia más intensa por el suministro disponible y elevando los precios a nivel global. Esta dinámica ha generado un descalce entre los mercados, profundizando la volatilidad entre las referencias de Londres y Chicago.

Demanda china y señales mixtas

El alza se produce pese a un debilitamiento de la demanda en China, país que concentra cerca del 50% del consumo mundial de cobre. Tradicionalmente considerado un termómetro de la actividad industrial, el metal ha ignorado estas señales, reflejando que los factores de oferta y comercio están pesando más que los fundamentos clásicos de demanda. Las restricciones de suministro y la incertidumbre arancelaria están redefiniendo la formación de precios del cobre.

Cuellos de botella estructurales

A las tensiones comerciales se suman interrupciones productivas en yacimientos de América, África y Asia, que han limitado la oferta justo cuando los gobiernos aceleran inversiones en electrificación, energías renovables y modernización de redes eléctricas, todas intensivas en cobre. A ello se agrega el crecimiento de la demanda vinculada a centros de datos e infraestructura para inteligencia artificial.

Si bien los elevados precios han incentivado ciertas respuestas —como la sustitución parcial por aluminio y un mayor flujo de chatarra al mercado—, analistas advierten que estas alternativas tienen un alcance limitado. El desarrollo de nueva oferta enfrenta obstáculos estructurales, desde permisos ambientales más exigentes hasta una cartera de proyectos insuficiente.

Perspectivas de largo plazo

Según el Transition Metals Outlook 2025 de BloombergNEF, la demanda de cobre asociada a la transición energética podría triplicarse hacia 2045, con déficits emergiendo ya en 2026. De no mediar inversiones sustantivas en nuevos proyectos y reciclaje, el desbalance podría alcanzar hasta 19 millones de toneladas en 2050. Disrupciones en países clave como Chile, Perú e Indonesia profundizan estos riesgos.

Para los analistas, el escenario confirma que el cobre enfrenta una presión estructural inédita, donde el crecimiento de la demanda choca con una oferta lenta y fragmentada, configurando uno de los mayores desafíos para los mercados de metales en las próximas décadas.

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