Hace 40 años, Rolls Royce -la icónica fabricante de autos de lujo- creó una filial para producir aviones. Denominada Rolls Royce Aircraft Engines, la compañía está interesada en desarrollar motores eléctricos.
Y, según explica Paul Adams, director de la compañía, “para ello se requieren motores de muy alta densidad de potencia y la única manera de lograrlo es usar elementos pesados de tierras raras”. Ese interés explica su visita esta semana a Penco: el proyecto de Tierras Raras es, a su juicio, “importante para el mundo”.
Y es que permite que “los países se liberen del flujo de suministro de China, porque China tiene una agenda política en todo el mundo”, dice el estadounidense, quien también es miembro de la mesa directiva de Aclara Resources, la titular del proyecto penquista que el 3 de julio pasado fue cesado en su tramitación por el Servicio de Evaluación Ambiental (SEA) del Biobío, aunque la empresa planea reiniciar su evaluación ambiental a fines de 2023 o inicios de 2024.
Explica que el interés geopolítico por este proyecto radica en que “China se ha organizado muy estratégicamente para producir y controlar alrededor del 90% de las tierras raras que existen”.
Adams, quien es ingeniero aeroespacial de la Universidad de Michigan, agrega que “para gran parte del mundo es importante poder desarrollar materiales de los que no dependemos de China, para que nuestra economía tenga éxito”.