En astronomía, clasificar galaxias suele ser tan sencillo como observar su forma: elípticas, espirales o lenticulares. Pero a veces aparece un objeto que derriba la comodidad de esas categorías. Eso es lo que ocurre con NGC 2775, captada por el telescopio espacial Hubble en una imagen que revela una combinación inesperada de características. Su estructura suave en el centro, su anillo polvoriento y sus indicios de colisiones pasadas han abierto un debate renovado entre los astrónomos.
Una galaxia que mezcla identidades
La imagen muestra un núcleo uniforme y sin gas, típico de las galaxias elípticas, donde la formación estelar prácticamente se ha detenido. Sin embargo, alrededor de ese centro aparece un anillo lleno de cúmulos jóvenes y polvo, más propio de una galaxia espiral. Este contraste ha llevado a algunos investigadores a considerarla lenticular, una categoría intermedia que combina elementos de ambos tipos.
El problema es que las lenticulares tampoco tienen una definición completamente cerrada. Algunas se forman cuando una espiral consume su gas y pierde sus brazos; otras podrían haber empezado como elípticas que luego adquirieron gas. NGC 2775 encaja parcialmente en ambas posibilidades, pero no de forma concluyente. Para añadir más incertidumbre, la vemos desde un único ángulo, lo que dificulta reconstruir su estructura tridimensional y su historia evolutiva.
Las pistas que apuntan a un pasado turbulento
Aunque la imagen del Hubble no lo muestra directamente, observaciones adicionales revelan una enorme cola de hidrógeno neutro que rodea la galaxia y se extiende unos 100.000 años luz. Esta cola podría ser el rastro de una o varias fusiones que estiraron y absorbieron galaxias más pequeñas.
Si hubo colisiones, explicarían por qué su centro está tan apagado mientras el exterior aún conserva regiones activas de formación estelar. También encajaría con la hipótesis de que sus brazos espirales se fragmentaron en mechones, lo que la convierte en una espiral floculenta: una variante con brazos poco definidos y apariencia “algodonosa”.
Lo que revela la nueva imagen del Hubble
El telescopio ya había fotografiado NGC 2775 en 2020, pero esta nueva versión añade una capa adicional: la luz roja emitida por regiones de hidrógeno ionizado que rodean estrellas jóvenes y masivas. Estas manchas rosadas permiten rastrear dónde están naciendo nuevas estrellas dentro del anillo.
Gracias a este detalle, los astrónomos pueden mapear el ritmo de formación estelar y compararlo con modelos de evolución galáctica. Si la actividad se concentra en zonas irregulares, reforzaría la idea de que la galaxia sufrió encuentros gravitatorios en el pasado.
Un recordatorio de que el universo no cabe en etiquetas
NGC 2775 es un ejemplo de que las clasificaciones cósmicas son herramientas útiles, pero no leyes rígidas. A veces, una galaxia es el resultado de varias historias superpuestas. Y mientras el Hubble siga revelando imágenes como esta, habrá que aceptar que el cosmos es más variado de lo que nuestras categorías quieren admitir.

