En Suecia, el nuevo aparcamiento Niels Bohr, construido en la ciudad de Lund, se posiciona como un ejemplo innovador de sostenibilidad. Este es el primer edificio de Europa que reutiliza palas de aerogeneradores desechadas como protagonistas de su estructura arquitectónica, marcando un hito en la economía circular y la reutilización de materiales.
Un aparcamiento pionero en reutilización
El aparcamiento, ubicado en el distrito en desarrollo de Brunnshög, cuenta con 365 plazas distribuidas en cinco niveles, de las cuales 40 están equipadas con puntos de recarga para vehículos eléctricos. Además, incorpora un sistema de almacenamiento en baterías que permite cargar los automóviles durante la noche con la energía renovable generada en el día. Sin duda, una apuesta clave por la electromovilidad y la integración de infraestructuras verdes.
La fachada del edificio está revestida con palas de aerogeneradores desmantelados, donados por Vattenfall, que anteriormente operaban en el parque eólico Nørre Økse Sø. Anne Mette Traberg, representante de Vattenfall en Dinamarca, comentó al respecto: “Es una idea muy inteligente y, además, un edificio realmente bonito”. Este proyecto no solo evita el enterramiento de estas estructuras resistentes, difíciles de reciclar, sino que también las convierte en símbolo urbano de arquitectura sostenible.
Una solución sostenible para los residuos eólicos
Jonas Lloyd, arquitecto encargado del proyecto, reveló que la idea surgió tras leer sobre los desafíos del reciclaje de las palas eólicas, fabricadas con materiales altamente duraderos como fibra de vidrio y fibra de carbono. “Leí que en Estados Unidos muchas palas acaban enterradas. Pensé que podían tener una segunda vida… No es solo un problema ambiental, también es puro desperdicio”, señaló Lloyd, resaltando la importancia de actuar frente al creciente desecho de estos elementos.
El proyecto no solo reutiliza las palas, sino que también toma decisiones sostenibles visibles en su diseño: una cubierta solar fotovoltaica, plantas que favorecen la polinización y conexiones directas con la movilidad eléctrica. Según Lloyd, la iniciativa plantea un mensaje claro: “Si esto es posible aquí, ¿qué podría hacerse en otros sitios?”.
Impacto en la economía circular
Vattenfall, con más de 1.400 aerogeneradores operativos, está comprometido con la economía circular en el sector energético, proponiendo soluciones para la reutilización de componentes como las palas. Anne Mette Traberg destacó que estas acciones son necesarias para cumplir objetivos de sostenibilidad: “Es una prueba visible y concreta de que la sostenibilidad puede cumplir plazos, costes y requisitos de seguridad”. La compañía ya ha establecido que, para 2030, el 100 % de sus palas y componentes deberán ser reciclados o reutilizados.
Las palas no utilizadas en este aparcamiento todavía aguardan futuros proyectos. LKP, la empresa municipal que gestiona 28.000 plazas de estacionamiento en Lund, ha lanzado un concurso ciudadano para proponer usos adicionales. Este tipo de iniciativas sigue fomentando el diálogo sobre el potencial de la economía circular en el ámbito urbano e industrial.
Hacia un cambio cultural
Más allá de la reutilización material, este tipo de proyectos busca promover un cambio cultural más amplio. Mostrar que las soluciones circulares no solo son funcionales, sino también estéticamente atractivas y viables, es clave para escalar su adopción. Aunque no representan una solución completa frente a los desafíos climáticos, contribuyen significativamente a la transición ecológica global.
El aparcamiento Niels Bohr simboliza un avance tangible dentro de la sostenibilidad urbana, demostrando cómo los elementos de alta tecnología e infraestructuras urbanas pueden combinarse para crear espacios que, además de funcionales, envían un claro mensaje de responsabilidad ambiental.

