«Han incorporado elementos de la Starship —como el acero inoxidable y el metano— a una arquitectura similar a la del Falcon 9, lo que les permitiría batir al Falcon 9«. Así describió Elon Musk el Zhuque-3, el cohete chino que iniciará la carrera por el dominio de la órbita terrestre y más allá, junto con otros dos vectores: el Tianlong-3 de Space Pioneer y el Long March 12A estatal. Musk también asegura que China lleva cinco años de retraso respecto a SpaceX, una afirmación realmente inútil después de decenas de falsas promesas y el fracaso en las guerras del coche eléctrico. Musk perdió esa carrera frente a la china BYD y el resto de fabricantes del país asiático en apenas dos años. Es normal que estos fabricantes estén poniendo nervioso a Musk después de que ese país le arrebatara la corona.
En el Centro de Lanzamiento de Satélites de Jiuquan, en el noroeste de China, aguardan tres cohetes que pueden marcar el principio del fin del monopolio y hegemonía de SpaceX, como pasó con Tesla. El Long March 12A, desarrollado por la Academia de Tecnología Aeroespacial de Shanghái bajo la corporación estatal CASC, tiene una capacidad de carga de 12 toneladas a la órbita baja terrestre. El Zhuque-3 de LandSpace puede transportar hasta 18 toneladas en su configuración reutilizable. El Tianlong-3 de Space Pioneer carga 17 toneladas. No son proyectos sobre el papel; los vehículos ya se encuentran en las rampas de lanzamiento. Tanto el Long March 12A como el Zhuque-3 tienen previsto despegar en diciembre con el objetivo de recuperar su primera etapa a unos 400 kilómetros del punto de despegue.
Zhuque-3
El Zhuque-3, un gigante de acero inoxidable de 66 metros de altura y 4,5 metros de diámetro, cuenta con una primera etapa propulsada por nueve motores Tianque-12A diseñada para volar al menos 20 veces. LandSpace anunció que el cohete estaba listo tras completar los ensayos de carga de combustible en octubre y una prueba de encendido de larga duración en Jiuquan. Sin embargo, el lanzamiento se pospuso tras un incidente ajeno a LandSpace en la estación espacial Tiangong, a principios de noviembre. LandSpace ya hizo historia en 2023 al convertirse en la primera empresa del mundo en poner en órbita un cohete propulsado por metano y oxígeno líquido, adelantándose a SpaceX y Blue Origin (efectivamente, Musk mintió en su declaración sobre el metalox, dando a entender que iban a remolque de SpaceX en el uso de ese combustible).
Su nuevo motor Lanyan-20, diseñado para un futuro cohete de la clase Starship denominado informalmente Zhuque-X, había completado más de 30 encendidos de prueba en septiembre, alcanzando aproximadamente la mitad de su empuje objetivo de 200 toneladas. En su versión reutilizable, el Zhuque-3 puede poner en órbita 18 toneladas, una capacidad vital para construir las megaconstelaciones Guowang y Qianfan, que prevén desplegar más de 10.000 satélites cada una.
Long March 12A
El Long March 12A es una variación del Long March 12 de queroseno, pero ha sido modificado para funcionar con metano. Consta de dos etapas de 3,8 metros de diámetro: la primera equipa siete motores Longyun fabricados por Jiuzhou Yunjian, mientras que la segunda usa un motor YF-209 optimizado para el vacío. El diseño contempla que la primera etapa aterrice mediante un encendido de frenado controlado, desplegando cuatro patas y guiándose durante el descenso mediante aletas de rejilla.
Un ingeniero aeroespacial de Pekín confirmó que la madurez técnica del Long March 12A estaba «a la par» con la del Zhuque-3, aunque reconoció que existen «consideraciones internas» sobre quién debería apuntarse el tanto histórico. «Lograr el primer aterrizaje de un cohete chino sería un hito enorme», afirmó bajo condición de anonimato. A finales de noviembre, varias imágenes en redes sociales mostraban el traslado del Long March 12A hacia la plataforma de lanzamiento.
Tianlong-3
El tercer contendiente, el Tianlong-3, mide 72 metros de altura y 3,8 de ancho, y está propulsado por queroseno y oxígeno líquido, como el Saturno V. Su primera etapa utiliza nueve motores TH-12 y la segunda uno optimizado para el vacío, ofreciendo una capacidad de 17 toneladas en órbita baja. En su primer encendido completo en septiembre, los nueve motores funcionaron durante 35 segundos en una plataforma marina en el mar Amarillo, generando casi 1.100 toneladas de empuje. Su capacidad es crítica: puede desplegar hasta 36 satélites de internet de una tacada, justo lo que China necesita para acelerar el despliegue de sus constelaciones de satélites similares a Starlink.
Estos lanzamientos convertirán a China en la segunda nación, tras Estados Unidos, en recuperar una etapa orbital de forma controlada. SpaceX lo logró en 2015 con el Falcon 9 y Blue Origin acaba de sumarse al club con el aterrizaje del New Glenn el 13 de noviembre. Los tres cohetes chinos podrían lograrlo casi simultáneamente.
Pero la clave aquí no son los tiempos sino el precio. Mientras el lanzamiento de un Falcon 9 cuesta unos 67 millones de dólares, el Tianlong-3 y el Zhuque-3 se moverán entre los 26,5 y los 63 millones, con margen para bajar precios al entrar en producción en serie. Es la misma dinámica que destronó a Tesla en China, donde sólo BYD acaparó el 27,8% del mercado en agosto de 2025 frente al ridículo 5,1% de la firma americana.
Si el Tianlong-3, el Zhuque-3 o el Long March 12A logran aterrizar su primera etapa antes de fin de año, Musk se enfrentará al mismo escenario que con Tesla: una competencia feroz con precios sustancialmente más bajos y una pérdida gradual de cuota de mercado. Space Pioneer ya ha declarado que su objetivo es realizar 30 misiones anuales una vez estén operativos, y el consejero delegado de LandSpace ha confirmado una capacidad similar. La cuenta atrás para el lanzamiento de la carrera espacial definitiva está a sólo unos días de terminar.

