La integración del grafeno en electrodos de contacto sólido marca un punto de inflexión en la detección de litio, al mejorar la precisión, estabilidad y confiabilidad de los sensores utilizados en salud, energía e industria.
Investigadores del Laboratorio Internacional Ibérico de Nanotecnología (INL) logran mejorar la precisión y estabilidad de los sensores de litio mediante la integración del grafeno en electrodos de contacto sólido. El hallazgo promete dispositivos más confiables para el ámbito médico, energético e industrial.
Un avance que fortalece la detección de litio
La búsqueda de materiales capaces de aumentar la precisión y durabilidad de los sensores de litio ha sido un desafío persistente para la ciencia y la industria tecnológica. Pese a los avances alcanzados, los dispositivos convencionales siguen enfrentando limitaciones asociadas a la estabilidad, la sensibilidad y la resistencia ambiental.
Un equipo de investigadores del Laboratorio Internacional Ibérico de Nanotecnología (INL), compuesto por Olesia Dudik, Renato Gil y Raquel Queirós, ha conseguido un importante progreso en esta materia. Su estudio demuestra que la integración del grafeno en los electrodos de contacto sólido eleva significativamente la precisión en la detección de litio, al tiempo que mejora la confiabilidad del sistema.
El trabajo, publicado en la revista Microchemical Journal, forma parte del proyecto NGS–New Generation Storage, iniciativa que explora soluciones avanzadas para el almacenamiento y monitoreo de iones. Según los autores, el grafeno podría transformar la manera en que se diseñan los sensores modernos, tanto en el ámbito médico como en el energético e industrial.
Electrodos más eficientes y estables
En los sensores de iones, los electrodos selectivos de contacto sólido cumplen una función esencial: convertir la señal química del ion en una señal eléctrica medible. Entre la membrana selectiva de iones y el conductor electrónico se encuentra el transductor de iones a electrones, una capa intermedia crítica para la estabilidad y precisión de la lectura.
Esta capa es responsable de garantizar lecturas de voltaje estables, evitar la formación de capas de agua —que pueden distorsionar las mediciones— y aumentar la robustez general del dispositivo. No obstante, seleccionar el material adecuado para este transductor ha sido una tarea compleja, ya que su desempeño depende de factores como la conductividad, la superficie electroactiva y la durabilidad química.
El estudio del INL revela que los electrodos modificados con grafeno superan a los materiales convencionales al ofrecer superficies altamente electroactivas e hidrófobas, capaces de alcanzar una capacitancia superior y una mínima deriva de potencial. En términos prácticos, esto se traduce en mediciones más rápidas, precisas y resistentes a las condiciones ambientales adversas.
Grafeno: la “superautopista” de los iones
La incorporación del grafeno convierte al electrodo en una auténtica “superautopista” para las señales iónicas, facilitando un tránsito más eficiente de los iones de litio hacia el sistema electrónico.
“Al actuar como un puente conductor excepcional, el grafeno garantiza que las señales de los iones lleguen de manera limpia y continua, reduciendo el ruido eléctrico y evitando interferencias”, explicó la investigadora Olesia Dudik.
La estructura bidimensional del grafeno, compuesta por una sola capa de átomos de carbono dispuestos en forma hexagonal, confiere al material una combinación única de alta conductividad eléctrica, resistencia mecánica y gran área superficial activa. Estas características lo hacen ideal para aplicaciones en las que la precisión y la estabilidad a largo plazo son prioritarias.
Un paso hacia sensores de próxima generación
Los resultados obtenidos en el INL marcan un avance decisivo en la evolución de los sensores de litio. La combinación de alta electroactividad e hidrofobicidad del grafeno permite un flujo de iones más estable, reduciendo las variaciones en la señal y prolongando la vida útil del dispositivo.
Según Renato Gil, coautor del estudio, “el grafeno ofrece una sinergia entre conductividad y estabilidad que otros materiales no pueden igualar. Este equilibrio nos acerca a la creación de sensores verdaderamente confiables, aptos para aplicaciones en entornos exigentes”.
La capacidad del material para resistir la degradación química y mantener su rendimiento durante ciclos prolongados de uso lo convierte en una solución prometedora para sistemas de monitoreo continuo o de alta precisión.
Aplicaciones médicas y energéticas
El potencial de este avance trasciende los laboratorios. En el ámbito médico, los sensores de grafeno podrían utilizarse para medir los niveles de litio en sangre de pacientes que reciben tratamientos psiquiátricos, donde mantener un control exacto de la dosis es crucial.
En el sector energético, la innovación podría integrarse en baterías de ion-litio para monitorear en tiempo real la concentración iónica, detectar desequilibrios o anticipar fallos de funcionamiento. Esta información permitiría diseñar sistemas de almacenamiento más seguros y eficientes, un factor clave en la transición hacia la electromovilidad y las energías limpias.
“Gracias a la estabilidad del grafeno, los sensores podrían operar con precisión bajo distintas condiciones, incluso en ambientes industriales o de alta temperatura”, destacó Raquel Queirós, integrante del equipo investigador.
Perspectivas para la industria tecnológica
Los expertos coinciden en que este descubrimiento podría tener repercusiones de gran alcance en la industria de los sensores, una de las áreas más dinámicas de la nanotecnología moderna. La posibilidad de fabricar sensores de litio más robustos, compactos y adaptables podría revolucionar la producción de dispositivos inteligentes, desde wearables médicos hasta sistemas industriales de control químico.
Asimismo, la tecnología desarrollada en el INL sienta las bases para una nueva generación de sensores autónomos, capaces de integrarse en plataformas digitales, recopilar datos en tiempo real y comunicarse mediante redes inalámbricas.
El avance no solo representa un logro científico, sino también un paso firme hacia la consolidación del grafeno como material estratégico en la electrónica de próxima generación.

