Inversiones récord en inteligencia artificial despiertan comparaciones con la burbuja tecnológica del 2000

La industria de la inteligencia artificial alerta sobre señales de una posible burbuja mientras aumentan las inversiones multimillonarias.

Inversiones astronómicas en infraestructura de IA generan preocupación

Las principales empresas tecnológicas están destinando cientos de miles de millones de dólares a la creación de infraestructura para inteligencia artificial (IA), lo que incluye centros de datos avanzados y chips diseñados específicamente para potenciar esta tecnología. Este gasto, que podría alcanzar los trillones en el futuro, busca preparar a las compañías para un cambio disruptivo donde la actividad humana migre hacia interacciones más automatizadas y controladas por máquinas. Sin embargo, este nivel de inversión, sin precedentes en velocidad e intensidad, genera preocupaciones por los riesgos asociados, dado que el modelo de negocio de la IA aún debe demostrar su viabilidad como generador de ganancias consistentes, según analistas de la industria.

Un ejemplo clave es OpenAI, desarrollador tras el popular ChatGPT, que ha anunciado planes de inversión masiva bajo nombres como “Stargate”, con costos que podrían alcanzar los 500 mil millones de dólares y que, más adelante, podrían expandirse a trillones. Sin embargo, estas ambiciones se están financiando no solo mediante acuerdos de colaboración con empresas como Microsoft, Oracle o Nvidia, sino también recurriendo a deuda, hecho que levanta alertas entre los analistas financieros. Nvidia, por ejemplo, comprometió hasta 100 mil millones de dólares para apoyar la construcción de centros de datos de OpenAI, apuntalando también la compra de sus propios productos, lo que algunos ven como un movimiento circular y arriesgado en este ecosistema.

  • OpenAI prevé un gasto de 115 mil millones de dólares en efectivo hasta 2029.
  • Meta asegura 26 mil millones en financiamiento para un complejo de datos en Louisiana.
  • El sector podría enfrentar un déficit de ingresos de 800 mil millones para 2030, según Bain & Co.

El dilema entre altas expectativas y productividad cuestionada

Si bien las principales empresas de tecnología destacan el potencial transformador de la IA, varios estudios recientes han comenzado a cuestionar los resultados obtenidos hasta ahora. Investigaciones realizadas por instituciones como Harvard y Stanford señalan que un número significativo de organizaciones experimentan una productividad menor a la esperada debido al uso de IA, un fenómeno que los investigadores han apodado “workslop”. Este término describe contenido generado por IA que carece de sustancia suficiente para avanzar significativamente en las tareas para las que fue diseñado.

Además, las compañías dedicadas al desarrollo de IA, como OpenAI y Anthropic, enfrentan lo que algunos llaman un principio de “rendimientos decrecientes” en sus esfuerzos por crear modelos más avanzados. Durante el lanzamiento de su modelo más reciente, GPT-5, OpenAI admitió que aún están lejos de alcanzar la inteligencia artificial general (AGI), una forma hipotética de IA lo suficientemente sofisticada como para igualar o superar a los humanos en varias tareas. La competencia internacional, particularmente desde China con modelos más económicos, también está creando presión sobre los actores estadounidenses, dificultando aún más la evolución y rentabilidad esperada para los colosales proyectos de infraestructura.

  • El informe destacó que el 95% de las organizaciones no obtuvieron un retorno significativo al usar IA.
  • China incrementa la competencia con modelos de IA más accesibles en ciertos mercados.
  • La expansión de centros de datos enfrenta limitaciones por redes eléctricas saturadas.

Paralelismos con la burbuja punto com: ¿lecciones aprendidas?

Expertos en economía comparan la situación actual de la IA con la burbuja tecnológica de finales de los noventa, caracterizada por una vertiginosa inversión en modelos de negocio inciertos que finalmente llevaron a quiebras masivas. Uno de los aspectos más alarmantes en el contexto actual es la dependencia de métricas cuestionables para justificar las altas valuaciones de las empresas y la falta de ingresos sostenibles en muchos casos. Según Bret Taylor, presidente de OpenAI y CEO de la startup Sierra, la similitud con la era del punto com es evidente: “Es cierto que la IA transformará la economía, pero también estamos en una burbuja. Muchas personas perderán mucho dinero”.

Pese al escepticismo, actores como Amazon y Meta mantienen su compromiso con estas inversiones a gran escala, argumentando que los riesgos de no invertir podrían ser mayores. En declaraciones recientes, Mark Zuckerberg señaló: “Si terminamos malgastando un par de cientos de miles de millones de dólares será desafortunado, pero creo que el riesgo es mayor si no gastamos lo suficiente”. Esta postura refuerza la idea de que los líderes tecnológicos apuestan al largo plazo, pasando por alto las señales de alarma que podrían indicar otra volatilidad masiva en el mercado.

  • El gasto en infraestructura emula la fiebre especulativa de las telecomunicaciones en los 90.
  • Tech startups recurren a ciclos de financiamiento masivo en un solo año, lo que genera dudas.
  • La adopción de IA avanza con rapidez, con 700 millones de usuarios semanales en ChatGPT.
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