El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció este viernes la reversión de una norma ambiental aprobada durante el gobierno de Joe Biden, que imponía límites más estrictos a las emisiones de las fundiciones de cobre. La medida, que otorga una exención de dos años, busca aliviar las cargas regulatorias y fortalecer la seguridad mineral del país.
La nueva exención apunta a reforzar la independencia minera de EE. UU.
La regla, implementada en mayo de 2024, exigía a las fundiciones reducir contaminantes como plomo, arsénico, mercurio, benceno y dioxinas bajo estándares federales actualizados. Sin embargo, la administración Trump argumentó que imponer tales requisitos a un sector tan reducido podría provocar cierres adicionales, debilitando la base industrial nacional y aumentando la dependencia de proveedores extranjeros.
En su comunicado, la Casa Blanca destacó que la medida “promueve la independencia mineral y reduce los riesgos para la seguridad nacional”, en un contexto donde solo existen dos fundiciones de cobre activas en Estados Unidos: una operada por Freeport-McMoRan y otra por Rio Tinto, en la mina Bingham Kennecott, Utah, una de las pocas instalaciones de este tipo en el país.
Copper, un mineral estratégico en el centro del debate político
La decisión se suma a una serie de medidas adoptadas por Trump durante su actual mandato para impulsar la autosuficiencia minera. En enero, el presidente firmó una orden ejecutiva que declaró al cobre como material crítico para la defensa, la infraestructura y las tecnologías emergentes, incluidas las energías limpias y los vehículos eléctricos.
Tras esa orden, el Departamento de Comercio inició una investigación bajo la Sección 232, destinada a evaluar si las importaciones de cobre representan una amenaza para la seguridad nacional. Como resultado, la administración impuso un arancel del 50% a ciertas importaciones y ordenó que una mayor proporción del cobre reciclado de alta pureza producido en el país sea comercializado dentro de EE. UU.
Aunque las compañías afectadas aún no han emitido comentarios, analistas señalan que esta medida podría reactivar la producción nacional a corto plazo, pero también aumentar tensiones con los defensores ambientales y socios comerciales que dependen del cobre estadounidense.

