Universidad de Queensland desarrolla electrolito sólido para baterías de sodio más seguras y duraderas

Investigadores del Instituto Australiano de Bioingeniería y Nanotecnología (AIBN) de la Universidad de Queensland han dado un paso decisivo en la carrera por desarrollar baterías de metal de sodio (SMB) como alternativa sostenible y asequible a las de iones de litio. El equipo liderado por el Dr. Cheng Zhang y el doctorando Zhou Chen creó un electrolito sólido en forma de copolímero fluorado que no es inflamable, evita la formación de dendritas y mejora la seguridad y la estabilidad de estas baterías.

Electrolito sólido: la clave del avance

El nuevo material, técnicamente denominado P(Na₃-EO₇)-PFPE, presenta una estructura similar a un plástico con canales internos estables que facilitan el movimiento de iones de sodio. Este diseño impide la formación de dendritas, filamentos metálicos capaces de perforar las capas internas de la batería y provocar cortocircuitos.

Durante las pruebas realizadas a 80 °C, las SMBs con este electrolito mantuvieron más del 91% de su capacidad tras 1.000 ciclos de carga y operaron durante más de 5.000 horas, superando ampliamente los estándares actuales de durabilidad en el sector.

Un reemplazo potencial para el litio

El sodio, abundante y económico, se posiciona como un recurso estratégico para el almacenamiento energético a gran escala, clave en la transición hacia fuentes renovables como la solar y la eólica. A diferencia de las baterías de litio, las SMBs no dependen de insumos críticos como el cobalto o el níquel, lo que reduce costos y mitiga problemas ambientales y éticos asociados a su extracción.

Este avance abre la posibilidad de que países con acceso limitado o costoso al litio puedan desarrollar soberanía tecnológica, reduciendo la dependencia de mercados internacionales y diversificando su matriz energética.

El desafío pendiente: temperatura ambiente

Si bien los resultados en laboratorio son prometedores, el gran reto ahora es optimizar el rendimiento de las SMBs a temperatura ambiente, condición indispensable para su adopción comercial. La colaboración entre academia e industria será fundamental para dar este salto, y la experiencia del propio Zhou Chen en BYD, uno de los mayores fabricantes de baterías del mundo, es un ejemplo del puente que ya se está tendiendo entre investigación y aplicación práctica.

Con este avance, la Universidad de Queensland sitúa al sodio como un candidato real para reemplazar al litio en sistemas de almacenamiento estacionario, apuntando a un futuro más seguro, económico y sostenible para la energía global.


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