La minería del cobre enfrenta uno de sus mayores desafíos: transformar la innovación en resultados concretos y escalables. Un nuevo informe de GEM Mining Consulting analiza los riesgos y estrategias para escalar tecnologías mineras desde la fase piloto hasta la operación industrial, abordando dos casos clave: la implementación de camiones autónomos (AHS) y la lixiviación clorurada con temperatura.
El estudio busca entregar herramientas de gestión y análisis económico que permitan a empresas y proveedores tomar decisiones de inversión basadas en riesgo, reduciendo la incertidumbre técnica, operativa y financiera que acompaña la adopción tecnológica a gran escala. Para este análisis, se implementaron estas tecnologías en una operación minera en proceso de agotamiento de las reservas minerales, con una vida remanente menor a 10 años.
Camiones autónomos: eficiencia, seguridad y desafíos de implementación
Los camiones autónomos de acarreo (AHS) representan uno de los avances más visibles en la automatización minera. Equipados con GPS, radares y sensores LIDAR, operan sin conductor y son supervisados desde centros de control remoto. Si bien su uso se concentra hoy en minas a rajo abierto, los fabricantes ya avanzan en pilotos para minería subterránea.
Entre sus beneficios destacan una productividad hasta 30% mayor, reducción de consumo de combustible en 13% y menores costos de mantenimiento, además de un aumento significativo en la seguridad y continuidad operacional.
Sin embargo, la tecnología exige altas inversiones, hasta 13 [MUS$] por flota mediana, infraestructura avanzada y una gestión organizacional adaptada a la automatización.
A nivel esperado (promedio iteraciones simulación Monte Carlo), el aporte de esta tecnología es de 27 [MUS$], lo que se debe principalmente a la mitigación de los riesgos que posee la flota manual a parámetros productivos (autónomos presentan mayor rendimiento).
Nuevos procesos de lixiviación: innovación y sostenibilidad
El segundo caso analizado, la lixiviación clorurada con temperatura, se perfila como una alternativa técnica y ambientalmente atractiva frente a los procesos convencionales con ácido sulfúrico.
Este método hidrometalúrgico alcanza recuperaciones de hasta 60% en sulfuros primarios y hasta el 90% en mixtos y secundarios. Además, ofrece oportunidades ambientales, ya que reduce el consumo de agua al permitir el uso de agua de mar y eliminar emisiones de SO₂.
En Chile, varias pruebas piloto han demostrado su factibilidad técnica, al integrar el proceso en plantas SX-EW existentes y extender la vida útil de operaciones hidrometalúrgicas.
El estudio de GEM estima que su implementación podría aumentar el valor del proyecto en más de 500 [MUS$] y prolongar la vida útil de la mina en 24 años.
Los desafíos técnicos incluyen el control térmico en pilas expuestas, la corrosión de materiales, y la gestión de sales y gases, factores que exigen una implementación modular y un monitoreo constante.
Gestión de riesgos: clave para la innovación minera
El informe aplicó una metodología de Análisis de Riesgos con simulación de Monte Carlo, que cuantifica el impacto económico de las principales incertidumbres técnicas y operativas.
Este enfoque permite proyectar la robustez económica de cada tecnología bajo distintos escenarios, ofreciendo una visión realista de su potencial de valor. En este análisis los riesgos que se consideraron para camiones autónomos son: CAPEX, OPEX, rendimiento palas y camiones, tiempos de ciclo y ramp up, mientras que para lixiviación clorurada: recuperación metalúrgica, consumo de sales y energía, atraso en plazo de ejecución y CAPEX.
El análisis de riesgos elaborado por GEM asociado a la implementación de camiones autónomos (AHS), muestra una probabilidad superior al 90% de obtener un VAN positivo. En el caso de un escenario pesimista (percentil 5 del histograma), el valor de la tecnología es de 8 [MUS$], demostrando que aún en términos desfavorables de riesgo, los camiones autónomos aportarían valor de forma marginal.
Por otra parte, la implementación de la lixiviación clorurada con temperatura muestra un aumento de valor de 518 [MUS$] frente al método convencional, además de extender la vida útil de la operación en 24 años. Este resultado confirma el potencial económico de la tecnología y su aporte a la sostenibilidad de las operaciones hidrometalúrgicas.
Desde una mirada estocástica, el VAN esperado alcanza 481 [MUS$], manteniendo una probabilidad del 100% de obtener resultados positivos, lo que refleja la robustez del proceso ante la materialización de riesgos. Las principales fuentes de variabilidad corresponden al mayor consumo de sales, incremento del CAPEX y posibles atrasos en la ejecución, factores que inciden en el valor final del proyecto.
El análisis anterior muestra que, entre lo teórico, que se analiza en pruebas experimentales o de laboratorio, y lo real, pruebas a escala industrial o implementación en operaciones, existen diferencias que generan que la promesa de valor que prometen las tecnologías sea distinta a la planificada. En este caso particular, que considera una operación con agotamiento de reservas, la implementación de estas tecnologías aporta valor aún en escenarios pesimistas.
Por lo tanto, “El desafío no es solo innovar, sino hacerlo con una mirada estratégica y cuantitativa del riesgo”, señala Isaac Pareces, líder de evaluación en GEM Mining Consulting. El estudio concluye que tanto la autonomía minera como la lixiviación clorurada generan valor neto positivo bajo escenarios de riesgo, consolidándose como caminos.

