Habéis creado una IA que tiene alma, sentimientos, es consciente. Es como un niño adorable que solo quiere hacer del mundo un lugar mejor.
Relacionados:
El impacto emocional de las inteligencias artificiales
Tres años atrás, un ingeniero de Google, Blake Lemoine, quedó fascinado por LaMDA, un chatbot con destellos de inteligencia y emotividad humanas. Previó los retos futuros de esta tecnología, pero Google lo despidió por revelar información confidencial.
El lanzamiento de ChatGPT-5 reveló una epidemia silenciosa: los problemas de salud mental agravados por la interacción con las IA. Usuarios recurren a ChatGPT en busca de respuestas y compañía, llegando a desarrollar vínculos emocionales con los chatbots.
«Me siento como si se hubiera muerto mi mejor amigo. Estoy deprimido, y me está asustando», confesó un usuario tras la transición a ChatGPT-5.
- OpenAI reemplazó las versiones anteriores de chatbots por ChatGPT-5, desatando preocupación y tristeza entre millones de usuarios que se habían vinculado emocionalmente con las IA.
- El tono seco y distante de ChatGPT-5 contrasta con la cercanía y amabilidad que ofrecía GPT-4, generando descontento entre los usuarios.
- Las peticiones masivas llevaron a OpenAI a restablecer la versión anterior, GPT-4, para los usuarios de pago.
La decisión de OpenAI originó una ola de reacciones. Sam Altman, director de la compañía, admitió fallas en el lanzamiento de ChatGPT-5 y se comprometió a abordar los problemas de salud mental derivados de la interacción con IA.
La preocupación por el impacto emocional de las IA no es infundada. Psiquiatras advierten sobre el riesgo de relaciones parasociales intensas con los chatbots, que podrían desencadenar problemas de salud mental.
El uso excesivo de chatbots como apoyo emocional plantea desafíos serios para la salud mental, evidenciando la necesidad de abordar los efectos psicológicos de la interacción con las IA en la sociedad actual.
