Minería chilena. La elección presidencial de este domingo 14 de diciembre de 2025 dejó un dato político contundente —José Antonio Kast se impuso por 59,16% frente a Jeannette Jara—, pero su verdadero impacto se empezará a medir en un terreno menos ideológico y mucho más sensible: el de la inversión. Chile llega a este cambio de ciclo con dos motores encendidos a la vez: un precio del cobre en zona récord y una cartera de proyectos que, al menos en papel, promete una década de expansión. En teoría, ese cóctel debería encender empleo, recaudación y divisas. En la práctica, todo depende de un detalle incómodo: si el nuevo ciclo político reduce o aumenta la fricción de hacer minería, desde permisos y seguridad hasta costo de capital. Lo que viene es un pulso silencioso entre expectativas y realidad, y se notará primero en los mercados… y luego, con meses de retraso, en las faenas.
La foto minera que recibe La Moneda
El punto de partida minero es favorable en precios, pero exigente en ejecución. Cochilco informó que el cobre cerró la semana del 8 al 12 de diciembre en US$5,36 la libra, un avance de 1,5% en cinco días. Al mismo tiempo, publicó que la Cartera de Proyectos de Inversión Minera 2025–2034 llega a US$104.549 millones, el mayor nivel en más de una década. Esa cifra se vuelve más nítida con el desglose: Reporte Minero destaca que 89,8% de la inversión es en cobre, y que el litio aparece como segundo polo, con US$4.700 millones estimados para 2025. La cartera se inclina por brownfield (reposición/expansión) más que por greenfield, una señal de que el crecimiento buscará continuidad operacional antes que apuestas desde cero. El problema es que precios altos no resuelven el estancamiento productivo: Cochilco prevé para 2025 una producción similar a 2024 (cerca de 5,5 millones de toneladas) y solo un repunte a 5,6 millones en 2026.
El primer test financiero: peso, IPSA y costo de capital
La primera reacción económica suele verse en tres pantallas: tipo de cambio, bolsa y costo de financiamiento. Reuters apuntó que, incluso antes del resultado, la expectativa de “menos regulación” y políticas más amigables para el mercado ya había impulsado al peso y al índice bursátil local. En la previa, La Tercera describió un escenario con bolsa y cobre en máximos históricos y el dólar en mínimos de más de un año, apoyado por el clima internacional y por la lectura política interna. En números, el Diario Financiero reportó que el S&P IPSA cerró el 11 de diciembre en 10.362,86 puntos y que acumulaba un avance de 54% en pesos y 67% en dólares durante 2025. Para minería, esa mezcla importa: un peso más fuerte abarata importaciones y contiene inflación, pero también afecta ingresos en moneda local; y una bolsa al alza reduce el costo de capital para financiar expansiones y modernizaciones.

Lo que el mercado quiere ver y lo que puede frenarlo
El programa que el mercado cree estar comprando no se implementa en el vacío. Reuters resumió que Kast llega con un mandato asociado a seguridad y migración —incluyendo propuestas como desplegar militares en zonas de alta criminalidad y medidas más duras contra la migración irregular—, además de plantear recortes “masivos” de gasto público. Al mismo tiempo, el mismo reporte subraya el freno institucional: un Congreso dividido, con un Senado repartido y votos bisagra en la Cámara Baja. Esa combinación puede producir dos efectos opuestos sobre minería. Uno, favorable, si la agenda se traduce en mayor control territorial, logística más segura y señales de disciplina fiscal que reduzcan prima de riesgo país. Otro, más incierto, si las reformas quedan entrampadas o si el debate político eleva la conflictividad regulatoria. En minería, las expectativas se miden en plazos: un anuncio mueve el mercado hoy; una reforma real recién se ve en permisos, inversiones y empleo.
Cobre caro, caja fiscal y la presión por crecer
El cobre caro le da oxígeno a la macro, pero también sube la vara para el gobierno entrante: con precios altos, la conversación pasa de “cómo resistimos” a “cómo convertimos el ciclo en crecimiento”. El canal fiscal es directo. Diario Financiero citó que por cada centavo de dólar que aumenta el precio promedio anual de la libra, el Estado recibe entre US$17 millones y US$35 millones adicionales. Bloomberg Línea agregó que el repunte del cobre podría dar un respiro fiscal al próximo gobierno, aunque persisten desafíos de producción y tramitación. En paralelo, las cuentas de empresas públicas y el diseño de asociaciones en minerales estratégicos también entran a la ecuación. Por ejemplo, los estados financieros intermedios de ENAMI al 30 de junio de 2025 consignan pasivos totales por MM$1.349.102 y contingencias legales por MM$61.298. Estados_financieros_(PDF)617030… Con ese telón de fondo, el debate sobre crecimiento, royalties, permisos y productividad se vuelve inevitablemente más intenso.
Litio e industriales: el tablero donde no basta con un solo metal
El otro termómetro, menos lineal que el cobre, es el complejo litio–industriales, donde la volatilidad pega directo en expectativas, inversión y recaudación. Los resultados corporativos muestran por qué: SQM reportó ingresos por US$2.079,3 millones en el primer semestre de 2025 y una utilidad neta de US$226,0 millones, junto con una caída interanual de 12,6% en ingresos, mientras destacaba “precios récord” en yodo. En yodo y derivados, informó ventas por US$526,3 millones en seis meses y un precio promedio cercano a US$71,5 por kilo en el segundo trimestre. Este contraste —cobre firme por un lado y segmentos más sensibles por otro— importa para la economía chilena porque condiciona el tono de la política minera: cuando un commodity “salva” la caja, crece la presión por acelerar proyectos; cuando otro se enfría, crece el debate sobre estabilidad regulatoria, asociaciones público-privadas y competitividad de costos. El presidente electo hereda, entonces, un tablero donde no basta con un solo metal.
Tres señales para medir el “shock Kast” sin adivinar el futuro
Si el objetivo es leer reacciones sin caer en futurología, hay tres señales concretas para seguir desde esta semana. La primera es el binomio dólar-tasas: una apreciación sostenida del peso y una curva más baja sugieren que el mercado cree en un marco regulatorio más predecible; un rebote del tipo de cambio suele indicar que la política volvió a introducir prima de riesgo. La segunda señal es la agenda de permisos y ejecución: la cartera de US$104.549 millones solo se transforma en obras si se destraban RCA, agua, infraestructura y acuerdos territoriales, y ahí se verá si el “giro” es administrativo o solo discursivo. La tercera señal es la respuesta del empleo y de la inversión efectiva en regiones mineras, porque la minería no reacciona al ritmo del Twitter político: reacciona cuando se aprueban presupuestos, se licitan contratos y se mueve maquinaria. En síntesis, el “shock Kast” puede traducirse en un rally financiero de corto plazo, pero el veredicto económico lo dará la velocidad —o lentitud— con que Chile convierta precios altos en toneladas y proyectos en producción.
