Tratamientos superficiales del cobre elevan la eficiencia y vida útil de las baterías de litio, según estudio internacional”

Optimizar la superficie del cobre permite aumentar la adhesión y la estabilidad de los ánodos de silicio, potenciando la eficiencia y durabilidad de las baterías de litio.

Investigadores logran mejorar la adhesión, estabilidad y durabilidad de los ánodos de silicio mediante modificaciones químicas y electroquímicas en láminas de cobre

Un estudio recientemente publicado en la revista científica Surfaces and Interfaces reveló que los tratamientos superficiales aplicados a láminas de cobre —componente esencial del ánodo en las baterías de ion litio— pueden mejorar de forma sustancial la eficiencia, estabilidad y vida útil de estas celdas, claves en la transición hacia la electromovilidad y el almacenamiento energético avanzado.

Desafío tecnológico en la fabricación de baterías

Las láminas de cobre actúan como colectores de corriente en el ánodo de las baterías, siendo responsables de transportar los electrones durante los procesos de carga y descarga. Sin embargo, los esfuerzos por reducir su espesor para disminuir peso y costos han traído consecuencias negativas, como mayor fragilidad, corrosión y desprendimiento del material activo, lo que compromete el desempeño y acorta la vida útil de las celdas.

Para superar estos desafíos, los investigadores desarrollaron nuevos tratamientos superficiales orientados a reforzar la unión entre la lámina metálica y el material activo —en este caso, ánodos compuestos de silicio y grafito—, combinando procesos electroquímicos y químicos controlados.

Dos técnicas de rugosizado con resultados promisorios

El estudio comparó tres tipos de láminas: cobre sin modificar (R-Cu), cobre rugosizado electroquímicamente (E-Cu) y cobre rugosizado químicamente (B-Cu).

  • E-Cu (electroquímico): se obtuvo mediante un proceso de deposición controlada que formó estructuras dendríticas en la superficie.
  • B-Cu (químico): se logró a través de un grabado localizado que generó microestructuras irregulares, aumentando significativamente la rugosidad.

Los resultados mostraron que ambos tratamientos incrementaron la rugosidad superficial de 0,231 μm (R-Cu) a 0,298 μm (E-Cu) y 0,324 μm (B-Cu), respectivamente. Este cambio estructural permitió una mejor anclaje mecánico entre la lámina y el material del ánodo, además de modificar la composición química superficial del cobre, favoreciendo la formación de óxidos y películas protectoras.

Adhesión y estabilidad superiores

Las pruebas mecánicas de pelado y los ensayos electroquímicos confirmaron que las láminas modificadas presentan una adhesión interfacial hasta un 165% mayor en comparación con las superficies sin tratar. En paralelo, se registró una menor resistencia de transferencia de carga y una mayor estabilidad frente a la corrosión, lo que redunda en una mejor eficiencia de carga y descarga.

De acuerdo con los investigadores, estas mejoras son especialmente relevantes para los ánodos de silicio, conocidos por su alta capacidad teórica pero también por su tendencia a expandirse durante los ciclos de carga, lo que suele provocar microfisuras y degradación prematura. Los tratamientos E-Cu y B-Cu lograron mitigar ese efecto, manteniendo una adhesión constante incluso tras 250 ciclos de operación.

Implicancias para la industria del litio

El estudio, titulado “Preventing anode degradation through copper foil surface modification techniques for lithium-ion batteries”, aporta evidencia experimental de que la optimización superficial del cobre puede convertirse en una vía directa para mejorar el rendimiento de las baterías de nueva generación, sin requerir modificaciones sustanciales en el diseño del resto de la celda.

Esto representa una oportunidad tecnológica relevante para los fabricantes de baterías de litio, especialmente en un contexto de creciente demanda impulsada por el sector automotriz, los sistemas de almacenamiento estacionario y los dispositivos electrónicos portátiles.

Hacia celdas más eficientes y sostenibles

El cobre tratado no solo mejora la eficiencia energética y la durabilidad, sino que también contribuye a la sostenibilidad del proceso productivo, al reducir pérdidas de material y extender la vida útil de los componentes. Según los autores, la técnica puede ser escalable industrialmente y aplicable a otros sistemas de baterías de iones metálicos, lo que abre nuevas posibilidades de innovación en la cadena de valor del litio.

En síntesis, la investigación confirma que los tratamientos superficiales del cobre constituyen una herramienta clave para el desarrollo de baterías más seguras, duraderas y eficientes, alineadas con los objetivos globales de transición energética.

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