La Región de Antofagasta se encamina a un nuevo ciclo minero con sello propio: más cobre por optimización de activos, litio con mayor integración en la cadena de valor, y un cambio estructural en agua y energía que baja riesgos y costos. Lo que viene no es un boom desordenado, sino una expansión selectiva respaldada por proyectos en marcha y metas explícitas informadas por las propias compañías.
Centinela y el “+30%”: el punto de inflexión del distrito Sierra Gorda–Mejillones
Antofagasta Minerals mantuvo su guía de 660–700 mil toneladas de cobre en 2025 y cerró el primer semestre con 314,9 mil toneladas (+11% interanual), impulsado por el mejor desempeño de la planta de concentrados de Centinela. El eje de mediano plazo es la Segunda Concentradora de Centinela, hoy en construcción en la provincia de Antofagasta, que la compañía describe como la palanca para elevar en más de 30% la producción del distrito.
El plan de crecimiento convive con disciplina de costos: US$ 2,32/lb (antes de créditos por subproductos) y US$ 1,32/lb (después de créditos) en 1S25, con mejoras ligadas a recuperaciones, throughput y mayor aporte de oro y molibdeno. La administración —encabezada a nivel corporativo por Iván Arriagada— ha ligado esta etapa a un uso intensivo de agua de mar en la región y a mayor eficiencia energética.

Escondida y Spence: récord reciente y guía cauta que igual consolida a BHP en Antofagasta
BHP cerró el año fiscal 2025 con Escondida en su mayor nivel en 17 años (~1,3 Mt) y Spence con un desempeño histórico (~268 kt). Para el ejercicio 2026, la empresa proyecta 1,15–1,25 Mt en Escondida y 230–250 kt en Spence, incorporando leyes algo más bajas, pero con foco en metalurgia y estabilidad operacional para preservar su posición de costos. En términos de territorio, esto significa continuidad de actividad en Antofagasta y Sierra Gorda, demanda constante de servicios de mantenimiento, transporte e insumos y un piso alto de empleo especializado.
Salar de Atacama: más volumen con precios más bajos, y una refinería que cambia el tablero
En litio, SQM mostró el contraste típico del ciclo 2025: más volumen y precios realizados más bajos. En 1S25 informó US$ 2.079 millones en ingresos y US$ 226 millones de utilidad, con el negocio de litio y derivados aportando US$ 948 millones. La empresa prevé ~10% de crecimiento en los volúmenes de venta desde el Salar de Atacama durante 2025 y, en paralelo, confirmó la puesta en marcha de la refinería de Kwinana (Australia), que apunta a 50.000 t/año de hidróxido de litio hacia fines de 2026 (25.000 t atribuibles a la compañía).
El gerente general, Ricardo Ramos, subrayó que la diversificación geográfica y la integración en refino dan resiliencia frente a la volatilidad de precios. Para la región, esto se traduce en continuidad de contratos logísticos, servicios de laboratorio y calidad y una demanda sostenida de talento técnico ligado a procesos de grado batería.
Sierra Gorda SCM: productividad por encima del diseño, costos C1 competitivos y 100% agua de mar
Sierra Gorda SCM cerró 2024 con 154.559 t de cobre y 2.808 t de molibdeno, procesando en promedio 134.702 tpd (por sobre su diseño) y con C1 de US$ 1,61/lb. Opera con 100% de energía eléctrica renovable y 100% de agua de mar, dos señales que la convierten en referencia de gestión hídrica y carbono en la región. Para el ecosistema de proveedores locales esto implica oportunidades en bombeo, espesamiento, relaves, instrumentación y servicios eléctricos, además de contratos de mantenimiento intensivo.
Agua y energía: el nuevo “seguro operativo” de Antofagasta
El norte grande está completando su giro hídrico: Centinela y Antucoya se abastecen en la costa de Mejillones con agua de mar (en crudo o integrada a procesos), y Zaldívar obtuvo aprobación para extender su vida útil hasta 2051, incorporando transición a agua de mar desde 2028. A nivel corporativo, alrededor de 63% del agua utilizada ya proviene del mar. En paralelo, contratos con energía renovable y proyectos de eficiencia/almacenamiento moderan el costo eléctrico del bombeo y la molienda, dos rubros críticos en Antofagasta.
Para la región, esto significa capex y OPEX sostenidos en acueductos, líneas de impulsión, subestaciones, variadores, sistemas de recuperación de agua y espesamiento/filtrado de relaves.
Empleo, proveedores y comunas impactadas: dónde se verá primero
La inversión en Centinela y la continuidad de Escondida, Spence y Sierra Gorda impactan directamente en Sierra Gorda, Mejillones y Antofagasta (servicios, mantención, puertos), además de San Pedro de Atacama por la actividad del Salar. La evidencia reciente muestra que los proyectos ya movilizan miles de empleos en construcción y operación, con un porcentaje relevante de contratación local y ferias laborales coordinadas con el ecosistema regional (gremios y municipios).
Sectores con mayor “efecto arrastre”: montaje eléctrico y mecánico, obras civiles, logística carretera y portuaria, servicios de integridad de activos, seguridad industrial, ensayos y laboratorio, y formación técnica.
Qué mirar de aquí a 2030 (y por qué importa a Antofagasta)
- Hitos de la Segunda Concentradora de Centinela: cronograma, ramp-up y factor de recuperación.
- Gestión de leyes y metalurgia en Escondida y Spence: sostener throughput y recuperaciones será clave para el margen regional.
- Ejecución hídrica y energética: tracción de proyectos de impulsión/almacenamiento que reduzcan el costo unitario del agua de mar.
- Química de litio: estabilidad de calidad para grado batería y logística desde Atacama; la refinería en Australia alivia el pricing, pero la operación en Antofagasta mantiene la base de empleo y servicios.
- Relaves y geotecnia: cumplimiento de estándares internacionales y digitalización de monitoreo (sensórica, data rooms) para elevar seguridad y disponibilidad.